Los
pájaros cantan hoy. Le hablan al viento y a las hadas y tanto el viento
como las hadas revolotean alrededor de los pájaros, convirtiéndose en
compañeros de camino.
Llega
un carruaje al bosque y de él desciende la Reina de las Hadas. Los
pájaros acuden a darle la bienvenida y a regalarle sus mejores trinos.
La reina los agradece con una reverencia y siguen todos reverenciando,
venerando el momento presente, entregándose a él como cachorrillos que
se entregan al juego o a los mimos de mamá.
El momento transcurre cálido y sereno en la profundidad del bosque encantado, henchido de unidad y por lo tanto no afectado del dolor humano. Cada ahora vuela con alas de libertad y se posa delicadamente en el ser, despierto, permitiendo, volando con las alas del momento.
Los pájaros hacen piruetas en el cielo para impresionar a la Reina de las Hadas y ésta les guiña el ojo, como gesto de complicidad hacia ellos y hacia la existencia. En el bosque encantado, cada instante se experimenta como un canto tan tierno y amoroso como un pajarillo que sale del huevo y pía por primera vez. La placidez que late en cada habitante de este bosque mágico ondea como una bandera plantada en cada rincón.
La energía crepita como el fuego y se eleva como la cresta de las olas
hacia un cielo tan inmenso que nadie sabe si tiene final. Aquí nacen los
cuentos y leyendas que se les explican a los niños antes de irse a
dormir. El espíritu de los niños despierta en este lugar, reconoce la
fantasía y la inocencia de cada palabra impresa en los cuentos de hadas y
se alimenta de ellos. Por eso los niños creen en las hadas y en la
magia del ahora.
Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Acuarela o Pastel
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Acuarela o Pastel