viernes, 29 de abril de 2011

Los regalos de las hadas




Me integro en el silencio, en ese espacio profundo, bello y cautivador de donde nace todo, incluso la forma, y en mi luz va dibujándose la silueta de una grácil hada. Alas suaves y esponjosas rodean mi existencia, mientras las estrellas se posan sobre mí y acarician mis cabellos con sus rayos de luz dorada. Miro atrás y siento como el lastre de antaño se ha desprendido, como el sufrimiento se ha escapado y ha dado paso a la ligereza y a la libertad de ser. Siento como la alegría me fluye a borbotones y lo percibo con el asombro de un niño. Ahora me permito adentrarme en emociones hermosas aunque hayan permanecido ocultas durante años porque el dolor había cobrado la forma de una tormenta de verano que me había engañado y pretendía descargar durante años en mi naturaleza. Pero mi mago interior deshizo el embrujo. Ahora siento como mi luz me atraviesa y me llena el alma de receptividad, sensibilidad, magia y encanto. Así somos las hadas.

Floto en mi paraíso y mi vibración me lleva a la sala del Oráculo de las Hadas. Seres de luz debaten sobre el destino y la existencia de algunos de los humanos. Aquellos cuyo corazón puro merecen ese honor. Y aunque les cuesta llegar a un acuerdo, acaban derramando sus dones sobre las almas nobles y limpias que aunque sean humanas, parecen angelicales. Esas personas van a recibir los regalos de duendes, gnomos, hadas y elfos. Son aquellos regalos que nunca se olvidan porque cuando se reciben se tiene la certeza de que le pertenecen a uno y le estremecen el corazón.

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lunes, 25 de abril de 2011

Relato de un Hada


Renazco en un reino de hadas y fantasía donde el tiempo se disuelve en cada amanecer y las hojas de los árboles bailan con el viento hasta que el sol se pone y la luna me invita a vivir mi mejor sueño, el de abrir las alas y dejarme caer en mi esencia hadada.

Racimos de estrellas iluminan mi alma y me muestran el camino en un mundo encantado donde la ilusión camina a mi
lado, alentada por los suspiros de los ángeles.

En la oscuridad de la noche todo cobra forma a través de una luz invisible, perceptible a mis ojos, que me guía en una estela de besos y de juegos hasta mi silencio interior, donde una sabiduría ancestral yace desde la eterni
dad y se posa en los pensamientos más sublimes. Desde el silencio se abre la flor del conocimiento y de la certeza que nos acerca a nuestra misión desde la intuición y la confianza en uno mismo. Sólo desde el corazón somos nosotros mismos. Él tiene latido y voz y experimentar su sonrisa nos eleva a aquello que hemos venido a hacer.

Me confundo con la brisa y me dejo arrastrar hasta la superficie de un río donde me hechiza el fluir sonoro y tranquilo del agua, ese fluir de la corriente que sigo eternamente y que me cautiva desde mi nacimiento. El río desemboca en un mar donde el olor a sal abre mis poros y purifica mi luz. Las olas rompen en la costa y en la arena recojo una caracola. La acerco al oído para oír el ronroneo del mar. Escucharlo por la caracola y a la vez presenciar el estallido de las olas en la orilla, me lleva a disfrutar enormemente de la vibración rítmica y energizante del océano ante cuya belleza me disuelvo y retorno al seno de la madre naturaleza. Ella me acoge en su regazo y me recuerda que he regresado a casa.

Safe Creative #1104259056784

Agradecimientos


Quiero agradecer a Helen Maran del blog:

http://meditacionesenelmarrojo.blogspot.com

que haya publicado unas meditaciones de mi autoría. Aquí os dejo el enlace:

http://meditacionesenelmarrojo.blogspot.com/2011/04/meditacion-especial-desde-los-bosques.html

También quiero agradecer a la Revista literaria Letras que haya publicado en su ejemplar nº 33 de abril de 2011 artículos y cuentos de mi autoría. En la sección de Crecimiento aparece un mi artículo sobre el bloqueo emocional (páginas 11 y 12). En la página 33 aparece mi cuento El águila que sobrevoló palacio.

http://www.alvaeno.com/Letras%20Abril-2011.pdf

viernes, 22 de abril de 2011

Cuento del gnomo por el planeta Tierra


22 de abril de 2011: el día del planeta Tierra.

El Día de la Tierra es un día festivo celebrado en muchos países el 22 de abril. Su promotor, el senador estadounidense Gaylord Nelson, instauró este día para crear una conciencia común a los problemas de la superpoblación, la producción de contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra (http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_la_Tierra)

La autora del blog:

http://luzysolyluna.blogspot.com/

nos anima a sumarnos a esta iniciativa y yo lo hago encantada a través de mis blogs Trabajo con seres de luz y Zona lluminada. Aquí os dejo el enlace sobre las meditaciones para y por el planeta Tierra que he creado para celebrar esta festividad del 22/04/2011 en mi otro blog:

http://trabajoconseresdeluz.blogspot.com/2011/04/meditaciones-por-el-planeta-tierra.html

Por mi parte, en Zona Iluminada he escrito un cuento para la concienciación sobre la necesidad de respetar y cuidar a nuestra madre Tierra. Espero que os guste.

Érase una vez un gnomo que habitaba en un claro de un bosque tan sagrado que era considerado mágico pues albergaba almas pertenecientes al mundo de los seres elementales que contribuían al cuidado del manto verde que cubría la superficie de sus valles. Además, al caminar por el bosque, las emociones se tornaban ligeras como si en cada paso del alma brotaran alas que nos trasladasen a la certeza de saber que estamos allá donde pertenecemos. Las aguas mansas y transparentes del riachuelo, que fluían confiadas en aquel bosque virgen, transmitían una sensación de paz que aquietaba el ser y que conectaba a quienes las bebían con el núcleo del planeta, disfrutando de esa energía roja que emanaba del centro de la tierra mientras les acariciaba y enternecía el corazón a la vez que purificaba sus sentimientos.

El gnomo siempre bebía en el riachuelo al amanecer, cuando las estrellas se escapaban del cielo y la luna se escondía detrás del sol. Con los primeros rayos anaranjados y rosados, su rostro se reflejaba en la superficie como un espejo que le devolvía su imagen soñolienta y fresca en los primeros instantes del día que nacía. Cada nacimiento de un nuevo día al gnomo le parecía un milagro que le emocionaba hasta tal grado que a veces lloraba ante la belleza del nacimiento del astro rey que venía a ejercer su papel de emperador del horizonte. Con lágrimas en los ojos, el gnomo retornaba al árbol donde habitaba y lo abrazaba, esperando escuchar su latido y su dulce voz. Con el juego de luces durante el transcurso del día se formaba un claroscuro de sombras y luz entre y desde las ramas de los árboles en dirección al suelo húmedo cubierto de musgo, de setas y de hojas secas que el gnomo presenciaba, deleitándose en cada matiz de sus contrastes.

Una cría de conejo andaba perdida por el bosque y se dirigió al gnomo para preguntarle si había visto a su madre.

-Tu mamá debe de estar muy preocupada, buscándote. Desgraciadamente, no la he visto pero llamaré al Hada de los Vientos para que le pregunte al viento donde está.

El gnomo llamó con el aliento al Hada para que ésta contactara con la corriente de aire que en ese momento estaba respirando la mamá del conejito para poder conocer su posición exacta. El Hada de los Vientos percibió enseguida el aliento del gnomo y con el pensamiento le indicó al gnomo donde estaba la mamá conejo. También le dijo que ella misma llevaría al conejito hasta su mamá. En un abrir y cerrar de ojos, el´Hada se apareció ante ellos, saludó al gnomo y tomó al conejito entre sus brazos para llevarlo volando hasta su mamá.

-Gracias gnomo, gracias Hada –dijo el conejito.

El gnomo adoraba vivir en el bosque y perderse en la brisa, en la suave corriente de aire que rozaba con sus oídos produciendo un sonido tan relajante que parecía que emanaba del alma de la naturaleza. Lo que más amaba el gnomo era el planeta Tierra, esa esfera de agua y de tierra que le había robado el corazón. Su amiga el Hada de los Vientos le contó una vez que en una anterior encarnación, ella era otro tipo de Hada que habitaba en el Universo y que un día se sentó sobre una estrella para contemplar la paz y la perfección del planeta azul. Era tanta la belleza que ese planeta esférico irradiaba en el Universo, que el Hada se enamoró de él hasta el punto de desear encarnarse en otra clase de hada que le permitiera habitar en la dimensión de la naturaleza verde de Gaia y de ofrecerle su luz hadada. Y así lo hizo.

El gnomo también había firmado un compromiso con nuestro planeta desde su nacimiento pues su misión era la de proteger a la flora y la fauna en colaboración con otros seres de luz. Por eso el gnomo vivía en el bosque desde siempre y sentía que el techo de estrellas cobijaba sus sueños y que las nubes danzaban con la melodía del trino de los pájaros, mientras hadas, elfos y ángeles velaban por la humanidad.

Para el gnomo era una bendición habitar el planeta desde el respeto y la concienciación por el entorno natural y los ecosistemas terrestres. El gnomo no concebía su existencia sin el planeta Tierra al cual consideraba como un milagro.

Todos los elementales perciben al planeta como un ser sintiente que merece respirar afecto, comprensión, entendimiento y aspirar la pureza de la luz de quienes lo habitan. Todos emanamos luz de nuestro interior. Es la luz del alma, la luz del ser que debemos consagrar al planeta y manifestarla en forma de actos de respeto, compasión y amor a este planeta que nos ha sido dado por derecho de nacimiento. Es la misma luz de la que los seres elementales son conscientes y de la que todos podemos tomar consciencia en honor a La Tierra y en el nuestro.

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viernes, 15 de abril de 2011

La niebla y las hadas









La neblina matinal

se posa mansa sobre la Madre Tierra

y le acaricia la piel.


Envuelve cada brizna de hierba y cada gota de rocío

como si quisiera entremezclarse con su alma terrestre.


Cada mañana que nace es un milagro

que las hadas presencian asombradas,

escondidas tras los rayos del alba

que visten el cielo de profundo amanecer

hasta que se descorre el telón de luz

y el sol

camina con gracia en el nuevo día

y muestra su rostro apacible.


La sonrisa de las hadas

se funde con la del astro rey

hasta que la noche reina en el firmamento

y es la luna la que entonces sonríe y vuela

junto a las hadas

que ahora juegan con las estrellas.


Safe Creative #1104158982542

Más agradecimientos





Quiero agradecer a Helen Maran del blog:

http://meditacionesenelmarrojo.blogspot.com

que haya publicado en su espacio virtual un artículo de mi autoría sobre las hadas y los ángeles. Aquí os dejo el enlace:

http://meditacionesenelmarrojo.blogspot.com/2011/03/hadas-y-angeles.html

Quiero agradecer a la psicológa Laura Rosales Sánchez del blog:

http://elviajedelatortugablanca.blogspot.com

que haya publicado un artículo mío sobre el agradecimiento como forma de vida. Aquí os dejo el enlace por si os interesa consultarlo:

http://elviajedelatortugablanca.blogspot.com/2011/03/el-agradecimiento-como-forma-de-vida.html

jueves, 7 de abril de 2011

De hada a hada...


Eres una niña preciosa

con alma de hada

y corazón de ángel.


Albergas tanta belleza y bondad

que el día que naciste

el planeta se estremeció.


Tu sonrisa lo encandiló

y elevó la vibración del mundo.


Tus alas están replegadas

bajo la carne de tu espalda

y ofrecen protección

a aquellos que se acercan.


Tu luz alumbra a quienes están a tu lado.


Eres la prueba de que el cielo

se halla en La Tierra.


Vuelas en sueños

hacia las estrellas

de las que naciste.


Las añoras.


Ellas te ven como la hija de La Tierra,

mientras tus padres celestiales te envían su amor incondicional

y esperan tu regreso a casa.

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viernes, 1 de abril de 2011

El gnomo y su mineral


Érase una vez un mineral en las montañas cuyo mayor deseo era sentir, expresarse y moverse en libertad pues en su estado no podía experimentar la dualidad y siempre permanecía quieto a no ser que algo o alguien hiciera que se moviese, pero era incapaz de hacerlo por sí mismo y de vivir emociones. Un gnomo percibió su inquietud y ambos se comunicaron gracias a la capacidad innata del gnomo de comunicarse secretamente con algunos seres gracias a que es un ser mágico.

-Por unos momentos podrás sentir –le dijo el gnomo.- Hazlo y lo percibiré.

El mineral sintió que estaba cerca del núcleo de su adorado planeta Tierra y que se fundía en su calor, estremeciéndose con la fuerza y el poder de tan elevadas temperaturas. El mineral también se vio a sí mismo en forma vegetal balanceándose al ritmo del viento como las espigas del campo y luego el mineral se observó llorando y saboreando sus lágrimas saladas. También se vio sonriendo y confiando en la vida. Finalmente, el mineral se vio hablando, pensando, caminando, anclándose en la tierra, sintiéndola sobre sus pasos al mismo tiempo que los rayos del sol le acariciaban la nuca. Sí, el mineral deseó ser humano y el gnomo, ayudado de otros seres de luz, le concedió su deseo. El gnomo tocó el mineral y éste se tranformó en luz.

Cuando el mineral “despertó” de algo que su mente pensante le dijo que había sido un sueño, lo hizo en forma humana y la primera lección que aprendió en su nueva vida fue a confiar en los seres de luz y a respetar a todos aquellos que velan por el bosque y que habitan en la naturaleza.

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