domingo, 22 de febrero de 2015

Contactar con los elfos (y hadas). Segunda parte


Los elfos pueden contactar con los humanos cuando éstos están en contacto con la naturaleza o durante su tiempo de meditación. Se dice que son amantes del yoga, la meditación y los mantras. Valoran la literatura, la música que eleva el alma, son ágiles en sus movimientos, excelentes guerreros y defensores de la naturaleza por encima de todo. Además, son callados, reservados y no gustan de acercarse a los humanos. Pero hay excepciones, cuando en anteriores encarnaciones el humano al que se acercan fue uno más entre ellos (es decir un elfo, una hada u otro ser elemental) o bien porque el humano tiene muy buen fondo, es decir, es honesto, compasivo, íntegro, ama la naturaleza o bien tiene cualidades que lo convierten en una persona excepcional, especial y única.

¿Cómo conectar más profundamente con los elfos? Ellos pueden irlo indicando pero  probablemente lo harán en el tiempo de recogimiento de la persona. También  les resulta más fácil contactar con una persona cuanto más cerca esté de un lugar elevado: una montaña, pradera, río... es decir en la naturaleza. Detestan las ciudades pero tanto las hadas como los elfos pueden ir puntualmente allí, si fuera preciso para contactar con el humano objeto de su interés. Al igual que las hadas, a los elfos también les gustan los animales y sobre todo que las personas actúen conforme a su alma, que sean coherentes y auténticas. Se trata de aquellas personas que han aprendido a conocerse bien... Si eres de ésas, seguro que a un elfo puedes llegar a fascinarle... pocos humanos hacen lo que el ser pide pues normamente están sometidos a los dictados del ego, que les aleja de la belleza que el ser podría mostrarles tan sólo estando unos minutos completamente enraizados en el ahora, como las raíces de los árboles: acercándote a un árbol, puedes llegar a escuchar la sabiduría de su alma.


Imagen registrada*

A los elfos, como a las hadas, duendes, gnomos, etc.. no les gustan las cosas forzadas pues son contrarias a su estado natural de fluir, así que no puedes forzar el querer comprenderlo o que te desvele sus conocimientos, sino simplemente seguir a tu corazón y dejar que sea él quien decida cómo y cuándo acercarse a ti.

Para contactar con los elfos puedes ir al bosque, lanzar allí minerales y canturrear mantras. Lo importante es estar cerca de la naturaleza y no ir allí con un objetivo concreto sino simplemente hacer lo que el instante te pida sin esperar, sin planear, sólo abriéndote y siendo receptivo al regalo que el momento te traiga y, si no te trae nada, no pasa nada. A esto se le llama fluir y en este fluir estás tan libre y vacío/a a la vez, que das, sin darte cuenta, paso a que lo nuevo, lo auténtico, lo sublime. En este estado, lo sutil te resultará perceptible.

Los elfos gustan de las personas tranquilas y que solas están a gusto (aunque también lo estén en compañía). Así pues, en lugar de considerar la soledad como una maldición más bien la valoran para estar en intimidad con el instante y fundirse con él al igual que lo hacen cuando hacen lo que más les gusta, desarrollando, así, sus talentos y capacidades.

Mentalmente hazle saber a tu elfo que estás dispuesto/a a saber más de él y a compartir conocimientos ancestrales que a buen seguro él te tiene reservados y que no pueden ponerse al alcance de cualquiera.

No hay que tener prisa... estar en contacto con tu elfo te ayudará a desaprender, pues para que su conocimiento pueda entrar, debes vaciarte, haber dejado atrás toda la confusión, ideas obsoletas y la manipulación o confusión propia de la dualidad en la que estamos inmersos. Pídele a tu elfo que te ayude a tener más claridad y cuando menos te lo esperes, lo tendrás de nuevo delante de ti. Los elfos son bellísimos y no soportan los malos olores. Ten siempre que te sea posible en casa flores frescas o alguna fragancia suave, incienso... si así lo haces y tu corazón es noble, los seres elementales de la naturaleza protegerán tu hogar.

Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustración inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Pastel blando y lápices de colores

jueves, 12 de febrero de 2015

La energía de los duendes


La energía de los duendes es una energía simpática y traviesa pero que se siempre se esconde tras un buen corazón. Indepedientemente de cuál sea nuestra edad, con los duendes trabajamos la energía inherente a las edades más tempranas de un niño: la perplejidad, el asombro, la capacidad de maravilla, los fines inesperados, los sucesos nuevos y mágicos, la improvisación, la diversión, la ilusión, el juego, la experimentación. 

Imagen registrada*

Con la energía de los duendes aflora a nuestro mundo lo fácil, lo espontaneo, lo natural, la risa, la sorpresa y la aceptación o adaptación al instante, siempre que éste último no interfiera en el propósito del alma. Es como si los duendes nos conectaran con nuestro mago interior, ése malabarista que se oculta en nosotros y que nos enseña a lidiar con el ahora en sintonía con el ser, en coherencia con lo que hemos venido a hacer en esta existencia y, por supuesto, a conservar un as en la manga. Por lo tanto, los duendes van a enseñarnos a reflejarnos en nuestro espejo para clarificar lo que somos y descartar lo que no somos y, de este modo, encontrarnos a nosotros mismos y conocernos mejor, ser conscientes de nuestros límites para aprender a restarles importancia y, en cambio, identificar nuestro potencial para enfocarnos en él, desarrrollarlo, llevar a cabo nuestra misión y dejar de estar perdidos, aparentar lo que no somos. 

La energía de los duendes también está conectada con el agradecimiento ya que un niño es capaz de contemplarlo todo con una mirada fresca, libre de juicio o expectativa y, por tanto, con esta visión  renovada y pura valora, reconoce todo lo que se muestra ante sí como un regalo. Por tanto, no duda en tomarlo y distrutar de él. Los niños disfrutan de cada momento porque ellos se aman a si mismos y, por tanto, aman todo cuanto les rodea y en base a ese amor, a pesar de su corta existencia, saben por instinto que tienen el derecho natural a disfrutar de cuanto les ofrece la vida. Incluso lo más sencillo o simple, ellos pueden mirarlo con admiración o asombro, algo que no hacemos los adultos pues hemos perdido esa capacidad de sorprendernos o maravillarnos que si recuperáramos, nos convertiría en cada instante en personas nuevas,  frescas, libres, diferentes, sin condicionamientos, en total armonía con el ser. Además, los niños siempre están llenos de energía, se despiertan felices y activados, por tanto, los duendes en respuesta a esa misma energía (que yace dormida en los adultos pero que los duendes saben reconocer en nosotros) van a traernos cambios rápidos y sorpresas continuadas a nuestra vida (para despertar al niño que somos). Los duendes van a ser capaces de traer novedades a nuestra existencia, al igual que un niño concibe su vida no como una rutina sino como un juego en el que más que observar y quedarse al margen: participa, experimenta, expresa y toma cada ahora y lo disfruta, como si de la mayor de las sorpresas y bendiciones se tratara. Es como si los niños fueran capaces de vivirlo todo como si de un pequeño milagro se tratara, y, en eso, los duendes van a ser nuestros maestros. A veces, es como si los niños se embelesaran con aquello que consigue llamar su atención. Ese estado de embelesamiento es propio de un ser despierto que agradece de forma natural y que entra totalmente en contacto con el objeto de su atención. Esto le permite reconocer aspectos que a otros les pasan inadvertidos y ésa es una valiosa virtud en la que los duendes pueden convertirnos en doctos. 

 Imagen registrada*

Los duendes se acercan a los corazones honestos y puede también atraérselos dejandoles pequeñas ofrendas en un lugar habilitado para ellos en el hogar, por ejemplo, en un pequeña casita que les colocaremos para ellos o, si no, en algo tan simple como un objeto a modo de recipiente: un vasito, tinaja pequeña, bandeja, platito. Allí depositaremos pequeños manjares (que iremos cambiando) como semillas, frutitas, galletitas y dulces caseros. Les encanta que preparemos bizcochos o tortas caseras y que depositemos unos trocitos para ellos en su espacio reservado el cual es aconsejable tener junto a flores,  plantas y minerales ya que los duendes aman la naturaleza. Los duendes también valoran que guardemos el secreto de las pequeñas y sorprendentes muestras que nos irán dando de su presencia en nuestras vidas.  

Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases
Texto inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Pastel blando     

            

Agradecimiento y liberación de maestros invertidos

Argadezco a las hadas el inicio de un proceso y el final de otro, tras el cual expreso mi agradecimiento a mis maestros invertidos:

Gracias, maestros invertidos, por enseñarme el incalculable valor del silencio a través de vuestra escala de sonoridad.

Gracias, maestros invertidos, por instruirme en las virtudes de la humildad, la sencillez, la discreción y la prudencia. También la imparcialidad y la firmeza, ejemplificando, desde vuestra posición, sus opuestos en la balanza: la soberbia, la petulancia, el alarde, el juicio, la crítica, la ironía, la subjetividad y la interferencia.

Gracias, maestros invertidos, por mostrarme las consecuencias de no trabajar en la elevación de la vibración personal.

 Imagen registrada*

Gracias, maestros invertidos, por enseñarme a avanzar en mi camino evolutivo, ejemplificándome desde el contrario en la balanza para que yo asumiera el opuesto a vuestro ejemplo, porque me ha permitido adoptar y crear la actitud y el espacio necesarios que ahora me separa de vosotros.

Gracias, maestros invertidos,  por haber alterado mis esquemas o patrones mentales para impulsarme a actuar con coherencia, aceptar, no dejarme afectar y, finalmente, cambiar.

Gracias, maestros invertidos, por haber abundado en mi experiencia para permitirme aprender y potenciar lo opuesto a lo que me enseñábais. Ahora cada cual sigue su propio camino, libres de ser, sin interferencias. Gracias porque me habéis aportado valiosas lecciones. El haberlas integrado, posibilita que ahora nos despidamos en paz.     

Más sobre los maestros invertidos en: