El maestro invertido, aquél que nos rompe las estructuras y que actúa en modo contrario a cómo tú debes actuar, aquél que te muestra algo oscuro en ti que debes llenar de luz para avanzar a otro lado de la balanza más cálido o que, simplemente, está ahí para enseñarte lo que no eres para llevarte a lo que sí.
Gracias, maestro invertido, por enseñarme a honorar, a reverenciar, a homenajear el ahora. A sentirlo como un niño que juega en mi interior sin preocuparse por el siguiente juego, sin malograr el instante con demasiada palabrería sino más bien honrándolo con una actitud que brota de un corazón tan limpio como el agua que fluye en las cimas.
Gracias por recordarme estar aquí, respirar cada instante, sin dejar que el momento se vaya, o que no se escape gracias a mi atención consciente.
El ahora nos invita a despojarnos de vestigios obsoletos, de restos sobrantes para quedarnos desnudos en la luz del corazón y la belleza del ser. Una vez desnudos vibramos en el ahora y el Universo nos invieste de su poder, fundido con el nuestro. Desde entonces, la vida se hace sola, viene hacia nosotros aquello que nos pertenece y a lo que no nos aferramos, permaneciendo conscientes en cada momento de la existencia, con los ojos interiores abiertos para no perdernos en el mundo y no perder el instante. La serenidad se instaura en nuestros actos y la infinitud se refleja en nuestra nueva mirada.
Con el silencio posado en el corazón, cada latido constituye un canto a la vida donde se mecen las melodías de los ángeles. La vida sabe dulce y amarga pero siempre se percibe igual, impasible e imparcial desde la paz y la fortaleza de adentro.
Imagen registrada en Safe Creative*
Gracias por mostrarme la bendición de la vida, que debo comprometerme con la alegría de vivir y con el poder de la palabra hablada y escrita. Mostrarme lo que no soy, clarifica y esclarece lo que sí soy. Inevitablemente, me conduce directa a ello. Gracias por enseñarme a ser neutral.
Y si hay algo negativo en ti que sí soy, entonces lo rectifico, lo reparo en mí y ya no será necesaria tu presencia. He venido a recordar lo que soy, a entrenarme mediante el aprendizaje para rememorar lo que en otro plano dejé atrás o quedó pendiente y que debo encontrar en la Tierra para llevármelo allá donde vaya y completar mi evolución aquí.
Gracias, maestro invertido, por una ser una señal de mi camino y por mostrarme a pesar de mi perplejidad por tus actos que la felicidad y la plenitud constituyen mi compromiso de aquí. La vida resulta una paradoja y mi vida está llena de personajes que así actúan empeñados en mostrarme la verdad por caminos que jamás hubiera imaginado.
Gracias a todos:
Por enlazarme con el presente, por contribuir a crear en mi mente un espacio más amplio, por mostrarme los entresijos de la mente humana, por adiestrarme en el reconocimiento del cada ahora que por nada se deja afectar o contaminar pues es en sí mismo, imbatible en su naturaleza divina, eterno y efímero en su constitución.
Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustración inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Pastel