sábado, 29 de diciembre de 2012

La flor de la princesa


Érase una vez una flor que todavía era una semillita.

-¿Cómo serán las cosas cuando pueda asomar mi cabecita al exterior?- se preguntaba.

Si ella tenía algo muy claro era su firme propósito sería pensar siempre en positivo. Así que  pasara lo que pasara, ella se propuso emplear su existencia en ser feliz y en crearse una vida dichosa. Lo más importante en su vida era sentirse bien y potenciar su belleza interior. Para ella cuidar su interior significaba escudriñarse, conocerse bien y ser consciente de las propias posibilidades y para conseguirlo, ella iba a destinar su existencia en ello. Por esta razón, no iba a dejarse amedrentar por los obstáculos a quienes reconocería como retos y desafíos que la ayudarían a ser mejor cada día y a ampliar su visión de la vida. 

-¡Cuánto deseo crecer y emanar un profundo y penetrante aroma!- exclamaba cada día- ¿Y quien sabe hasta quién puede llegar ese aroma? – suspiraba la flor...


Hasta que llegó el momento en que se sintió brotar, germinar, florecer y lo primero que agradeció fue ver la luz del sol y sentir su calidez pues ésta le estaba dando esa vida que tanto había estado deseando desde el principio. Vivió la experiencia de su contacto con el exterior como un milagro. Percibía el suave tacto de las gotas de rocío, de la frescura de la brisa y escuchaba el zumbido y el revolotear de los insectos a su alrededor. Fue en ese preciso instante cuando se dio cuenta de que en los momentos difíciles precisamente lo que le daría fuerzas sería rememorar estas sublimes sensaciones que estaba experimentando en ese preciso instante…. Estaba rodeada de tanta belleza…

En ese momento concreto decidió que su  existencia estaría presidida por una onda expansiva de optimismo y de pensamiento positivo en constante ebullición que la acompañaría allá donde estuvieran ella y sus pensamientos. El poder de esa onda era tan fuerte que era capaz de generar cambios en el mundo exterior y pasara lo que pasara, ella siempre se sentiría protegida por las vibraciones que generaba esa enorme onda expansiva que nacía de su mente y se proyectaba al exterior. 


Esa onda era enorme y lo abarcaba todo. Podía extenderse incluso más allá del planeta y lo mejor de todo es que recogía la vitalidad y el poder de transformación de allá donde se propagara y lo retornaba al pensamiento originario de donde surgió, o sea, al de nuestra flor, la misma que iba a conseguir lo que se propusiera. Así que se preguntó: ¿Cuál es mi mejor sueño? Formar parte de un ramo muy especial… ¿pero cómo? ¿Y cuál?

Pero, ¿cómo llegaría nuestra flor hasta él, cómo lograría que se fijaran en ella? Era tan pequeñita, apenas había acabado de brotar…Pero ella iba a creer más que nunca en la grandeza de sus pensamientos…

Así que, con más fuerza y fe que nunca, se imaginó a sí misma montada en esa espiral de positivismo, esa onda que era tan potente y vibrante que llegaría a tocar el corazón de alguien que la acercara a sus objetivos.     

De momento, se concentró con fervor en su deseo. Su sueño crecía a medida que ella al mismo tiempo también lo hacía y se convertía en una linda flor de vistosos colores.

-¡Ay! –se quejó la flor.

La rueda de un carruaje casi la aplasta, si no llega a ser por la ráfaga de viento que la ayudó a esquivarla. Pero la jovencita, que viajaba en el carruaje, oyó el lamento de la florecita y ordenó que se detuviera. Se apeó y vio a la florecita asustada y turbada. La dama le pidió perdón. 

-¿Qué puedo hacer para repararlo, hermosa flor, cómo puedo compensarte por el dolor que te he causado sin querer?

-Llévame contigo –le pidió la florecita- y ayúdame a cumplir mi sueño: formar parte de un ramo muy especial…

-Umm, creo que puedo hacer algo al respecto –le dijo ella y la recogió, arrancando con suavidad su raíz y envolviéndola en un paño húmedo, para llevársela consigo.

Cuando el carruaje llegó a su destino, la flor se sorprendió porque: ¡estaba en el palacio real!

-Yo soy la princesa- le dijo la joven –y me encantaría que formaras parte de mi ramo de bodas. Me caso con el príncipe mañana. ¡La florecita no se lo podía creer!

-Eso significa que mañana viviré mi sueño –le dijo la flor a la princesa.

-Y yo el mío –le respondió, ilusionada, la princesa. 

La princesa era una gran amante de las flores que solía cultivar en los jardines e invernaderos de palacio. No en vano su título era el de la Princesa de las Flores.

El palacio real parecía un lugar mágico donde los rayos de luz embellecían y acariciaban cada rincón. 

Los cristales filtraban la luz en varios colores que iluminaban el interior con los tonos del arco iris. Por noche el cielo estrellado se reflejaba en las ventanas, que parecían invitar a las estrellas a entrar. Era como si el palacio se convirtiera en una bóveda celeste que otorgaba un sentido de serenidad y de particular encanto a las noches en ese lugar. La flor se sintió fascinada por ese hermoso entorno. Además, en esa noche precedente a la boda de la princesa, nuestra flor se sintió plena y en total armonía consigo misma, como si hubiera encontrado su camino, su luz. En ese momento, supo que ella siempre había estado predestinada a formar parte del ramo de la princesa. Sin embargo, los sueños siempre se pueden mejorar…

Y llegó el gran día. El día de la boda de la princesa con el príncipe. La princesa con su vestido de novia estaba tan bella que parecía un hada y le confesó a la flor que se casaba totalmente enamorada de su príncipe. Su mirada brillaba tanto que parecía que las estrellas se hubieran escondido en ella. En su corazón brotaba un manantial de felicidad que le hizo sentir a flor de piel la magia del momento presente. Por tanto, se dispuso a vivir su sueño. Cogió con cuidado a la flor para no dañar su raíz y la colocó en el ramo. Estaban las dos tan radiantes y pletóricas que nunca se supo cuál de ellas se estaba sintiendo mejor…

La ceremonia fue maravillosa y se ajustó perfectamente a la plena manifestación del sueño que las dos habían imaginado.

El monarca le dijo a la princesa durante el festejo, que el regalo que él le hacía era que a partir de ese momento ella se convertiría en la Reina de las Flores, pues se había ganado esa alta distinción debido a su creciente sensibilidad hacía ellas. También le dijo que si algo tenía en común la Reina de las Flores con sus amigas las flores era que eran seres que irradiaban belleza.



Tras la ceremonia, la Reina tomó a la flor en sus brazos y deseó de veras que ambas siguieran estando juntas pues había algo especial que las conectaba, como una dulce energía que las unía de forma natural. Así que, sacándola con cuidado del ramo de boda, la Reina la plantó en los jardines de palacio para que la flor siguiera floreciendo allí cada primavera y también pudiera seguir floreciendo y formando parte siempre de su vida y de su corazón, ese corazón que además siempre estaría enamorado del monarca que la elevó a la corte del reino con el título de Reina de las Flores. Y así fue como el sueño de nuestra flor mejoró de forma sublime porque no sólo logró integrarse en ese ramo, sino que la flor al pertenecer después a los jardines reales, conoció a los hijos del matrimonio y el resto de su existencia transcurrió en ese palacio que le cambió la vida y la hacía sentir tan a gusto consigo misma…


Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases
Texto extraído de mi página web: http://www.mjesusverdu.com/castella/cuentos.htm. El contenido de www.mjesusverdu.com es creación y propiedad de la autora y está inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual.


Más agradecimientos



Quiero agradecer a todos los autores de los siguientes blogs, especialmente a los blogs de Titania, que difundan mis cuentos, poesías y textos. Aquí os dejo los enlaces: 


martes, 11 de diciembre de 2012

Cuento de la araña que amaba a las flores


Érase una vez una araña que vivía en su tela en el bosque. La araña amaba la frondosidad de la vegetación del bosque y se sentía dichosa por vivir en él. A la araña le encantaba ver como el rocío se posaba sobre su tela por la mañana y como los rayos del sol del amanecer atravesaban su tela y la convertían en un arco iris de colores. 

La belleza de la luz fascinaba a la araña y eso era lo primero que agradecía la araña cada mañana al despertar al alba. Un día, cerca de su hogar, se instaló otra araña, que tenía dificultades a la hora de tejer su tela de araña. Por eso, nuestra protagonista se le acercó y le preguntó:


-¿Puedo ayudarte a construir tu tela de araña? Yo vivo en una preciosa, justamente aquella de al lado y me ha quedado preciosa. Puedo ayudarte a que la tuya sea igual-.

La otra araña accedió encantada y le agradeció de corazón su ayuda pues gracias a ella, la otra araña tenía desde entonces una tela de araña bonita y bien construida donde vivir.   

Nuestra servicial araña bajó al suelo, donde caminó unos pasos para sentir sus pies en la tierra y aspirar el olor a tierra húmeda. Sin embargo, tras haber caminado algunos pasos, un pájaro la acechaba para comérsela. Entonces, el pájaro le dijo a la araña: 

-No voy a comerte porque he visto como ayudabas a la otra araña a tejer su tela y no hay que destruir a aquellos que ayudan, sinó a impulsarlos en su labor. Por tanto, dejaré que sigas tu camino.

-Gracias, pájaro- dijo la araña, cuando se sobrepuso del susto.

La araña sintió que había vuelto a nacer y que debía seguir consagrando su vida al canto al corazón y seguir sus impulsos. Por eso, ella siempre escuchaba a su corazón y procuraba prestar atención a su intuición. De este modo, nunca se sentía perdida sino más bien de acuerdo con su destino. 

La araña siguió su camino y encontró unas flores tan hermosas que se detuvo a contemplar. Su fragancia era de ensueño y cautivó a la araña de inmediato.

-¡Qué flores tan bonitas y qué bien huelen! -exclamó la araña-. Estar con ellas me parece un sueño-.

Tras esas flores había una hada que era conocedora del carácter altruista de la araña y le dijo:

-¡Hola araña! Soy el Hada de las Flores. Dime, si pudieras pedir un deseo, ¿qué pedirías?-.   

-Mi deseo está en el ahora -dijo la araña- en cada ahora de mi vida. Por tanto, mi mayor deseo es el ahora y ya lo estoy satisficiendo viéndote a ti, preciosa hada, ¿qué más puedo desear? Verte es una bendición.

El hada se marchó halagada y sorprendida por la respuesta de este insecto encantador de cuyo corazón emanaban tan hermosas palabras.

La araña se despidió de las flores y se marchó a su tela de araña. Antes de llegar, la araña se encontró a un escarabajo pelotero que empujaba una bolita de tierra y como el escarabajo parecía cansado, la araña lo ayudó a hacer rodar la bolita. Finalmente, la araña siguió su camino hasta llegar a casa donde durmió plácidamente en su tela de araña.

Por la noche, soñó con la belleza del Hada de las Flores y de las flores que había contemplado el día anterior. En ese sueño, el Hada de las Flores le dijo que le concedía un deseo aún sin haber pretendido la araña que se hiciera realidad.

-Voy a premiarte por ser una araña tan generosa y cariñosa. Voy a concederte el deseo de que puedas vivir en las flores que ayer encontraste en tu camino y además voy a trasladaros al Reino de las Hadas para que las flores no sean perecederas y así puedas disfrutar de su fragancia y belleza todos los días de tu vida - le dijo el hada.

-No me lo puedo creer, querida hada -dijo la araña-. Te lo vuelvo a repetir, hada: verte es una bendición-.     
Y fue así como la araña se fue a vivir al Reino de las Hadas y tejió su tela de araña sobre esas hermosas flores que para siempre iban a convertirse en su nuevo hogar. 

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martes, 4 de diciembre de 2012

El aprendizaje de las hadas en el planeta Tierra (2)


Las hadas pueden encarnar tras su existencia como hadas en este planeta. Por eso, las hadas aterrizarán en La Tierra en carne y hueso y su principal desafío será recordar sus orígenes para poder traer a este planeta la sabiduría, la magia y la luz del Reino de las Hadas que las vio partir y que espera algún día su regreso tras haber trascendido la tercera dimensión terrestre. Sin embargo, las hadas acostumbradas a la unidad, en La Tierra van a tener que lidiar con la dualidad y el sufrimiento pero también experimentarán la alegría y la creatividad y verán la inocencia no sólo en sus propias infancias sinó también en los niños con los que ellas, ahora convertidas en personas, puedan entrar en contacto en su adolescencia y madurez. 
 

Establecer contacto con los niños es un modo de reír, de soñar y de jugar, saludando al dulce momento presente. Si un niño llora, luego lo olvida y sigue con sus juegos. Esta a va ser una importante lección para las hadas en cuerpo humano, esa capacidad de salir adelante que tienen los niños, de ser de forma natural, siempre con una sonrisa en el rostro y la mirada llena de luz. Parece así que el rencor está reservado para las etapas siguientes a la niñez, cuando el niño se contamina por las exigencias del entorno, pero las hadas, cualquiera que sea su etapa aquí de crecimiento, gracias a los grandes maestros que son los niños, los cuales viven libres de negatividad, van a aprender a perdonar, a dejar atrás, a olvidar el dolor, a soltarlo como si de una cometa que se pierde en el cielo se tratara y a permitir que cada cual siga su camino y sea tal cual es, pues la aceptación es decir sí al instante que nos acaricia con destellos de conciencia y de lucidez. De este modo, ellas instaurarán en su ahora esa visión fresca, renovada, feliz y tierna que los niños traen consigo y que es posible conservar más allá de la niñez. Por eso, las antes hadas se sentirán llenas de vida aquí en La Tierra pues los niños son tremendamente vivificantes y establecer contacto con el alma de un niño es una bendición que hace que todo sea natural y fluido y esta lección es tan importante que posibilita la apertura del ser con la misma naturalidad con que una flor se abre inocente al despuntar el alba. Por tanto, las antes hadas van a llegar a la conclusión de que los niños no sólo constituyen grandes cambios en la vida de quien los cuida, sino que son un milagro en sí mismo que merece la pena disfrutar y escuchar. 
 

El contacto con animales también puede ilustrar a las antes hadas con valiosas lecciones ya que los animales pueden convertirse en nuestros mejores amigos y nos aportan calidez, compañía, sonrisas y juegos. No en vano los niños adoran a sus mascotas. De hecho, las hadas en La Tierra van a sentirse muy bien con los animales pues ellas suelen ser unas defensoras del respeto a las especies animales y vegetales, y en su existencia hadada conocían el lenguaje de los animales.

 

No obstante, tras el regalo de estas hermosas lecciones, las hadas van a tener que asumir mayores transformaciones en sus vidas humanas hasta lograr despertar su ser. 

El aprendizaje en el planeta Tierra pasa por rendirse al cambio y aceptar la incertidumbre o la inseguridad como valiosas herramientas para aprender a confiar en sí mismas e integrar el hecho de que todo sucede para mejor y de que las cosas no pueden forzarse, aunque no siempre resulte fácil comprenderlo sobre todo durante el inicial desconcierto que una novedad inesperada puede causarnos. 

Para lograr entender y armonizarse con los sucesos de su entorno, estas personas con alma de hada van a desplegar todos los medios a su alcance aquí para enraizarse en su lugar y destapar su luz. Lo principal residirá en mantener la calma a pesar de las circunstancias y no caer en una espiral de queja, infortunio o frialdad. Al contrario, el sufrimiento las enseñará a ser más sensibles y a tener en cuenta sus necesidades y las de los demás, a tratar de comprenderse a sí mismas y a los demás para luego poder ayudarse a sí mismas, sanar sus heridas emocionales y contribuir con su misión de vida al servicio a los demás.      
  
Para conseguir calmar su mente, estas personas venidas del Reino de las Hadas disponen de técnicas como el yoga, la meditación, escuchar música suave, pasear tranquilamente, dedicarse a una afición o enviar energía reiki a sí mismas, a los demás o al planeta Tierra, imprimiento los símbolos en su mente e irradiando esta energía a La Tierra, visualizándola frente a ellas. 


Sea cual sea la técnica elegida, practicada con constancia producirá sus frutos reflejados en una mayor paz mental lo cual acabará redundando en nuestro entorno, pues, iniciando el cambio en sí mismas, lo verán manifestado en el exterior. Desde la calma mental les resultará más fácil dar esquinazo al ego y abrazarse al ser, recordar su luz de hadas y toda aquella sabiduría que están predestinadas a dejarnos en La Tierra. 

Así pues, el mensaje de las hadas es que en épocas de confusión, inseguridad o convulsión debemos profundizar más que nunca en nuestro estado de serenidad interior y llevarlo allá donde vayamos pues la paz es el mejor regalo con que podamos obsequiar a los demás.         

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lunes, 3 de diciembre de 2012

03/12/12 Por el Dalai Lama y el pueblo tibetano



Este blog se une a la iniciativa promovida por algunos blogueros de rezar, enviar energía y de apoyar al Dalai Lama y a la causa del pueblo tibetano.


Oración por el Dalai Lama y el pueblo tibetano

Canto budista japonés

Soy un canal del Universo
abierto al Poder Superior
a través de mi fluye
hacía mi vida
y hacía la de TODOS
la Luz y el Amor
de la Fuente.

Soy UNO en el recorrido
divino de la Humanidad,
un custodio del Espíritu
y de la Madre Tierra
y agradezco Aquí y Ahora
todo lo que hay en mi camino
para ayudarme a manifestar
un Nuevo Sendero Vivo de la Luz

Ananda

En el post de hoy en el blog Mi baúl de los recuerdos se propone:

Mantra por el pueblo tibetano:

POR EL PUEBLO TIBETANO Y POR LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO

Recitar este mantra, teniendo presente al Tíbet y a los tibetanos

OM TARE TUTTARE TURE SOHA

SIGNIFICADO DE "OM TARE TUTTARE TURE SOHA"
 
OM. Simboliza el cuerpo, palabra y mente.
TARE. Simboliza la liberación del Samsara (reinos inferiores).
TUTTARE. Simboliza la liberación de los ocho temores externos y los ocho internos (reinos inferiores).
TURE. Simboliza la liberación de las enfermedades físicas, mentales y espirituales (oscurecimientos sutiles).
SOHA. Significa las bendiciones que trascienden el presente, el pasado y el futuro.
 
"OM TARE TUTARE TURE SOHA" es Tara, La Madre de sabiduría, la liberadora, la rápida, la valerosa, su mantra purifica y hace acumular mérito, protege de todos los sufrimientos y ayuda a obtener todo lo auspicioso.


"Cuando me encontraba en el Tíbet... la gente manifestaba un cierto grado de respecto hacia lo que significaba el Dalái-lama, y me trataban en consonancia con ese cargo, tanto si sentían un profundo afecto por mí como si no. Pero si esa fuera la única base de la relación que mantenían conmigo, cuando me vi obligado a abandonar mi país todo hubiera sido mucho más difícil. Pero existe otra fuente de mérito y de dignidad mediante la cual uno puede relacionarse con los demás seres humanos. Usted puede relacionarse con los demás porque es también un ser humano que forma parte de la comunidad humana. Usted comparte esa vinculación con los demás. Y ese lazo humano es suficiente para que se produzca ese sentido de mérito y de dignidad. Ese lazo puede convertirse en una fuente de consuelo en el caso de que usted llegara a perderlo todo."

Su Santidad, el Dalái-lama.

Cita extraída de la página 119 del libro El despertar del corazón budista del Lama Surya Das

domingo, 2 de diciembre de 2012

El aprendizaje de las hadas en el planeta Tierra



Dentro del aprendizaje de las hadas en el planeta Tierra, esas hadas encarnadas en personas de carne y hueso que nacen en el planeta para erigirse como representantes de las hadas en La Tierra, están incluidos los períodos de incertidumbre. Aquellas que deseen superar su estancia en el planeta no deben dejarse arrastrar por la desesperación, el miedo, la lamentación o el desánimo. Al contrario, deben emplear esta valiosa oportunidad para recordarse a sí mismas que hay algo que guía divinamente sus existencias y que, más que nunca, no deben perder la fe en sí mismas ni en la vida. Por tanto, van a utilizar todas las herramientas adquiridas en La Tierra, como el conocimiento de las leyes que rigen aquí el Universo, para ir transformando su camino y descubrir el propósito de su misión. 

Como consecuencia de la plena aceptación de su situación actual, estas hadas de carne y hueso no va a dejarse llevar por la confusión o la oscuridad sino que no pararán hasta ver su luz, la misma luz con la que nacieron y con la que deben reencontrarse para sentirse en paz en este hogar que les ha sido asignado. 

Estas que fueron hadas en anteriores existencias saben que por la ley del karma o de causa y efecto, si tienes miedo, engendras y recoges más miedo o si te dejas afectar por el sufrimiento, lo esparces a tu alrededor y, además, acabará volviendo a ti, o sea, que es mejor sembrar alegría y calma, para cosecharlas después.   

Así pues, la incertidumbre las empujará a emplear todas sus armas de positivismo y a no olvidarse de carácter sagrado y divino de la existencia de la cual debemos tomar consciencia y no permitir que se nos vaya de las manos o que se nos escape sin haber reconocido lo bueno y las lecciones que nos brindó y que nos permitieron cambiar, madurar, empatizar y comprender. 




Estar en paz con el destino para estas hadas aquí sin alas, aprendizas en el planeta Tierra, va a ser su principal reto. Para ello, van a seleccionar cuidadosamente sus pensamientos, los cuales, si son agradables dejarán luz en La Tierra y van a desechar todos los pensamientos o sensaciones de pesadumbre, celos, melancolía o tristeza. 

Cada uno está en el lugar que le corresponde y es responsabilidad de cada cual cambiar el destino, si creemos en nuestras posibilidades y abrimos nuestra mente a nuevas perspectivas y respuestas. Si somos coherentes y sinceros con el corazón, lograremos despojarnos de la duda, la confusión o el temor para sustituirlas por claridad y presencia atenta en cada instante. 

Discutir, juzgar, forzar o criticar sólo conseguirán anclarnos en arenas movedizas donde nuestra luz quedará oculta. Mostrarla implica ser y desarrollar nuestras mejores facetas y habilidades y dar cabida al ser en cada minuto de nuestra valiosa y efímera vida. 

Vivir despacio, aprovechar el tiempo libre para hacer lo que nos gusta, apreciar la belleza hasta en lo minúsculo y dejarnos fascinar por lo simple y sencillo, mirando las cosas con los ojos de nuestro niño interior, sacará a flote nuestros dones y obrará milagros pues la magia está en nuestro interior y de nosotros depende agitar la varita mágica y concedernos lo mejor.   
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