sábado, 29 de diciembre de 2012

La flor de la princesa


Érase una vez una flor que todavía era una semillita.

-¿Cómo serán las cosas cuando pueda asomar mi cabecita al exterior?- se preguntaba.

Si ella tenía algo muy claro era su firme propósito sería pensar siempre en positivo. Así que  pasara lo que pasara, ella se propuso emplear su existencia en ser feliz y en crearse una vida dichosa. Lo más importante en su vida era sentirse bien y potenciar su belleza interior. Para ella cuidar su interior significaba escudriñarse, conocerse bien y ser consciente de las propias posibilidades y para conseguirlo, ella iba a destinar su existencia en ello. Por esta razón, no iba a dejarse amedrentar por los obstáculos a quienes reconocería como retos y desafíos que la ayudarían a ser mejor cada día y a ampliar su visión de la vida. 

-¡Cuánto deseo crecer y emanar un profundo y penetrante aroma!- exclamaba cada día- ¿Y quien sabe hasta quién puede llegar ese aroma? – suspiraba la flor...


Hasta que llegó el momento en que se sintió brotar, germinar, florecer y lo primero que agradeció fue ver la luz del sol y sentir su calidez pues ésta le estaba dando esa vida que tanto había estado deseando desde el principio. Vivió la experiencia de su contacto con el exterior como un milagro. Percibía el suave tacto de las gotas de rocío, de la frescura de la brisa y escuchaba el zumbido y el revolotear de los insectos a su alrededor. Fue en ese preciso instante cuando se dio cuenta de que en los momentos difíciles precisamente lo que le daría fuerzas sería rememorar estas sublimes sensaciones que estaba experimentando en ese preciso instante…. Estaba rodeada de tanta belleza…

En ese momento concreto decidió que su  existencia estaría presidida por una onda expansiva de optimismo y de pensamiento positivo en constante ebullición que la acompañaría allá donde estuvieran ella y sus pensamientos. El poder de esa onda era tan fuerte que era capaz de generar cambios en el mundo exterior y pasara lo que pasara, ella siempre se sentiría protegida por las vibraciones que generaba esa enorme onda expansiva que nacía de su mente y se proyectaba al exterior. 


Esa onda era enorme y lo abarcaba todo. Podía extenderse incluso más allá del planeta y lo mejor de todo es que recogía la vitalidad y el poder de transformación de allá donde se propagara y lo retornaba al pensamiento originario de donde surgió, o sea, al de nuestra flor, la misma que iba a conseguir lo que se propusiera. Así que se preguntó: ¿Cuál es mi mejor sueño? Formar parte de un ramo muy especial… ¿pero cómo? ¿Y cuál?

Pero, ¿cómo llegaría nuestra flor hasta él, cómo lograría que se fijaran en ella? Era tan pequeñita, apenas había acabado de brotar…Pero ella iba a creer más que nunca en la grandeza de sus pensamientos…

Así que, con más fuerza y fe que nunca, se imaginó a sí misma montada en esa espiral de positivismo, esa onda que era tan potente y vibrante que llegaría a tocar el corazón de alguien que la acercara a sus objetivos.     

De momento, se concentró con fervor en su deseo. Su sueño crecía a medida que ella al mismo tiempo también lo hacía y se convertía en una linda flor de vistosos colores.

-¡Ay! –se quejó la flor.

La rueda de un carruaje casi la aplasta, si no llega a ser por la ráfaga de viento que la ayudó a esquivarla. Pero la jovencita, que viajaba en el carruaje, oyó el lamento de la florecita y ordenó que se detuviera. Se apeó y vio a la florecita asustada y turbada. La dama le pidió perdón. 

-¿Qué puedo hacer para repararlo, hermosa flor, cómo puedo compensarte por el dolor que te he causado sin querer?

-Llévame contigo –le pidió la florecita- y ayúdame a cumplir mi sueño: formar parte de un ramo muy especial…

-Umm, creo que puedo hacer algo al respecto –le dijo ella y la recogió, arrancando con suavidad su raíz y envolviéndola en un paño húmedo, para llevársela consigo.

Cuando el carruaje llegó a su destino, la flor se sorprendió porque: ¡estaba en el palacio real!

-Yo soy la princesa- le dijo la joven –y me encantaría que formaras parte de mi ramo de bodas. Me caso con el príncipe mañana. ¡La florecita no se lo podía creer!

-Eso significa que mañana viviré mi sueño –le dijo la flor a la princesa.

-Y yo el mío –le respondió, ilusionada, la princesa. 

La princesa era una gran amante de las flores que solía cultivar en los jardines e invernaderos de palacio. No en vano su título era el de la Princesa de las Flores.

El palacio real parecía un lugar mágico donde los rayos de luz embellecían y acariciaban cada rincón. 

Los cristales filtraban la luz en varios colores que iluminaban el interior con los tonos del arco iris. Por noche el cielo estrellado se reflejaba en las ventanas, que parecían invitar a las estrellas a entrar. Era como si el palacio se convirtiera en una bóveda celeste que otorgaba un sentido de serenidad y de particular encanto a las noches en ese lugar. La flor se sintió fascinada por ese hermoso entorno. Además, en esa noche precedente a la boda de la princesa, nuestra flor se sintió plena y en total armonía consigo misma, como si hubiera encontrado su camino, su luz. En ese momento, supo que ella siempre había estado predestinada a formar parte del ramo de la princesa. Sin embargo, los sueños siempre se pueden mejorar…

Y llegó el gran día. El día de la boda de la princesa con el príncipe. La princesa con su vestido de novia estaba tan bella que parecía un hada y le confesó a la flor que se casaba totalmente enamorada de su príncipe. Su mirada brillaba tanto que parecía que las estrellas se hubieran escondido en ella. En su corazón brotaba un manantial de felicidad que le hizo sentir a flor de piel la magia del momento presente. Por tanto, se dispuso a vivir su sueño. Cogió con cuidado a la flor para no dañar su raíz y la colocó en el ramo. Estaban las dos tan radiantes y pletóricas que nunca se supo cuál de ellas se estaba sintiendo mejor…

La ceremonia fue maravillosa y se ajustó perfectamente a la plena manifestación del sueño que las dos habían imaginado.

El monarca le dijo a la princesa durante el festejo, que el regalo que él le hacía era que a partir de ese momento ella se convertiría en la Reina de las Flores, pues se había ganado esa alta distinción debido a su creciente sensibilidad hacía ellas. También le dijo que si algo tenía en común la Reina de las Flores con sus amigas las flores era que eran seres que irradiaban belleza.



Tras la ceremonia, la Reina tomó a la flor en sus brazos y deseó de veras que ambas siguieran estando juntas pues había algo especial que las conectaba, como una dulce energía que las unía de forma natural. Así que, sacándola con cuidado del ramo de boda, la Reina la plantó en los jardines de palacio para que la flor siguiera floreciendo allí cada primavera y también pudiera seguir floreciendo y formando parte siempre de su vida y de su corazón, ese corazón que además siempre estaría enamorado del monarca que la elevó a la corte del reino con el título de Reina de las Flores. Y así fue como el sueño de nuestra flor mejoró de forma sublime porque no sólo logró integrarse en ese ramo, sino que la flor al pertenecer después a los jardines reales, conoció a los hijos del matrimonio y el resto de su existencia transcurrió en ese palacio que le cambió la vida y la hacía sentir tan a gusto consigo misma…


Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases
Texto extraído de mi página web: http://www.mjesusverdu.com/castella/cuentos.htm. El contenido de www.mjesusverdu.com es creación y propiedad de la autora y está inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual.


Más agradecimientos



Quiero agradecer a todos los autores de los siguientes blogs, especialmente a los blogs de Titania, que difundan mis cuentos, poesías y textos. Aquí os dejo los enlaces: 


martes, 11 de diciembre de 2012

Cuento de la araña que amaba a las flores


Érase una vez una araña que vivía en su tela en el bosque. La araña amaba la frondosidad de la vegetación del bosque y se sentía dichosa por vivir en él. A la araña le encantaba ver como el rocío se posaba sobre su tela por la mañana y como los rayos del sol del amanecer atravesaban su tela y la convertían en un arco iris de colores. 

La belleza de la luz fascinaba a la araña y eso era lo primero que agradecía la araña cada mañana al despertar al alba. Un día, cerca de su hogar, se instaló otra araña, que tenía dificultades a la hora de tejer su tela de araña. Por eso, nuestra protagonista se le acercó y le preguntó:


-¿Puedo ayudarte a construir tu tela de araña? Yo vivo en una preciosa, justamente aquella de al lado y me ha quedado preciosa. Puedo ayudarte a que la tuya sea igual-.

La otra araña accedió encantada y le agradeció de corazón su ayuda pues gracias a ella, la otra araña tenía desde entonces una tela de araña bonita y bien construida donde vivir.   

Nuestra servicial araña bajó al suelo, donde caminó unos pasos para sentir sus pies en la tierra y aspirar el olor a tierra húmeda. Sin embargo, tras haber caminado algunos pasos, un pájaro la acechaba para comérsela. Entonces, el pájaro le dijo a la araña: 

-No voy a comerte porque he visto como ayudabas a la otra araña a tejer su tela y no hay que destruir a aquellos que ayudan, sinó a impulsarlos en su labor. Por tanto, dejaré que sigas tu camino.

-Gracias, pájaro- dijo la araña, cuando se sobrepuso del susto.

La araña sintió que había vuelto a nacer y que debía seguir consagrando su vida al canto al corazón y seguir sus impulsos. Por eso, ella siempre escuchaba a su corazón y procuraba prestar atención a su intuición. De este modo, nunca se sentía perdida sino más bien de acuerdo con su destino. 

La araña siguió su camino y encontró unas flores tan hermosas que se detuvo a contemplar. Su fragancia era de ensueño y cautivó a la araña de inmediato.

-¡Qué flores tan bonitas y qué bien huelen! -exclamó la araña-. Estar con ellas me parece un sueño-.

Tras esas flores había una hada que era conocedora del carácter altruista de la araña y le dijo:

-¡Hola araña! Soy el Hada de las Flores. Dime, si pudieras pedir un deseo, ¿qué pedirías?-.   

-Mi deseo está en el ahora -dijo la araña- en cada ahora de mi vida. Por tanto, mi mayor deseo es el ahora y ya lo estoy satisficiendo viéndote a ti, preciosa hada, ¿qué más puedo desear? Verte es una bendición.

El hada se marchó halagada y sorprendida por la respuesta de este insecto encantador de cuyo corazón emanaban tan hermosas palabras.

La araña se despidió de las flores y se marchó a su tela de araña. Antes de llegar, la araña se encontró a un escarabajo pelotero que empujaba una bolita de tierra y como el escarabajo parecía cansado, la araña lo ayudó a hacer rodar la bolita. Finalmente, la araña siguió su camino hasta llegar a casa donde durmió plácidamente en su tela de araña.

Por la noche, soñó con la belleza del Hada de las Flores y de las flores que había contemplado el día anterior. En ese sueño, el Hada de las Flores le dijo que le concedía un deseo aún sin haber pretendido la araña que se hiciera realidad.

-Voy a premiarte por ser una araña tan generosa y cariñosa. Voy a concederte el deseo de que puedas vivir en las flores que ayer encontraste en tu camino y además voy a trasladaros al Reino de las Hadas para que las flores no sean perecederas y así puedas disfrutar de su fragancia y belleza todos los días de tu vida - le dijo el hada.

-No me lo puedo creer, querida hada -dijo la araña-. Te lo vuelvo a repetir, hada: verte es una bendición-.     
Y fue así como la araña se fue a vivir al Reino de las Hadas y tejió su tela de araña sobre esas hermosas flores que para siempre iban a convertirse en su nuevo hogar. 

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martes, 4 de diciembre de 2012

El aprendizaje de las hadas en el planeta Tierra (2)


Las hadas pueden encarnar tras su existencia como hadas en este planeta. Por eso, las hadas aterrizarán en La Tierra en carne y hueso y su principal desafío será recordar sus orígenes para poder traer a este planeta la sabiduría, la magia y la luz del Reino de las Hadas que las vio partir y que espera algún día su regreso tras haber trascendido la tercera dimensión terrestre. Sin embargo, las hadas acostumbradas a la unidad, en La Tierra van a tener que lidiar con la dualidad y el sufrimiento pero también experimentarán la alegría y la creatividad y verán la inocencia no sólo en sus propias infancias sinó también en los niños con los que ellas, ahora convertidas en personas, puedan entrar en contacto en su adolescencia y madurez. 
 

Establecer contacto con los niños es un modo de reír, de soñar y de jugar, saludando al dulce momento presente. Si un niño llora, luego lo olvida y sigue con sus juegos. Esta a va ser una importante lección para las hadas en cuerpo humano, esa capacidad de salir adelante que tienen los niños, de ser de forma natural, siempre con una sonrisa en el rostro y la mirada llena de luz. Parece así que el rencor está reservado para las etapas siguientes a la niñez, cuando el niño se contamina por las exigencias del entorno, pero las hadas, cualquiera que sea su etapa aquí de crecimiento, gracias a los grandes maestros que son los niños, los cuales viven libres de negatividad, van a aprender a perdonar, a dejar atrás, a olvidar el dolor, a soltarlo como si de una cometa que se pierde en el cielo se tratara y a permitir que cada cual siga su camino y sea tal cual es, pues la aceptación es decir sí al instante que nos acaricia con destellos de conciencia y de lucidez. De este modo, ellas instaurarán en su ahora esa visión fresca, renovada, feliz y tierna que los niños traen consigo y que es posible conservar más allá de la niñez. Por eso, las antes hadas se sentirán llenas de vida aquí en La Tierra pues los niños son tremendamente vivificantes y establecer contacto con el alma de un niño es una bendición que hace que todo sea natural y fluido y esta lección es tan importante que posibilita la apertura del ser con la misma naturalidad con que una flor se abre inocente al despuntar el alba. Por tanto, las antes hadas van a llegar a la conclusión de que los niños no sólo constituyen grandes cambios en la vida de quien los cuida, sino que son un milagro en sí mismo que merece la pena disfrutar y escuchar. 
 

El contacto con animales también puede ilustrar a las antes hadas con valiosas lecciones ya que los animales pueden convertirse en nuestros mejores amigos y nos aportan calidez, compañía, sonrisas y juegos. No en vano los niños adoran a sus mascotas. De hecho, las hadas en La Tierra van a sentirse muy bien con los animales pues ellas suelen ser unas defensoras del respeto a las especies animales y vegetales, y en su existencia hadada conocían el lenguaje de los animales.

 

No obstante, tras el regalo de estas hermosas lecciones, las hadas van a tener que asumir mayores transformaciones en sus vidas humanas hasta lograr despertar su ser. 

El aprendizaje en el planeta Tierra pasa por rendirse al cambio y aceptar la incertidumbre o la inseguridad como valiosas herramientas para aprender a confiar en sí mismas e integrar el hecho de que todo sucede para mejor y de que las cosas no pueden forzarse, aunque no siempre resulte fácil comprenderlo sobre todo durante el inicial desconcierto que una novedad inesperada puede causarnos. 

Para lograr entender y armonizarse con los sucesos de su entorno, estas personas con alma de hada van a desplegar todos los medios a su alcance aquí para enraizarse en su lugar y destapar su luz. Lo principal residirá en mantener la calma a pesar de las circunstancias y no caer en una espiral de queja, infortunio o frialdad. Al contrario, el sufrimiento las enseñará a ser más sensibles y a tener en cuenta sus necesidades y las de los demás, a tratar de comprenderse a sí mismas y a los demás para luego poder ayudarse a sí mismas, sanar sus heridas emocionales y contribuir con su misión de vida al servicio a los demás.      
  
Para conseguir calmar su mente, estas personas venidas del Reino de las Hadas disponen de técnicas como el yoga, la meditación, escuchar música suave, pasear tranquilamente, dedicarse a una afición o enviar energía reiki a sí mismas, a los demás o al planeta Tierra, imprimiento los símbolos en su mente e irradiando esta energía a La Tierra, visualizándola frente a ellas. 


Sea cual sea la técnica elegida, practicada con constancia producirá sus frutos reflejados en una mayor paz mental lo cual acabará redundando en nuestro entorno, pues, iniciando el cambio en sí mismas, lo verán manifestado en el exterior. Desde la calma mental les resultará más fácil dar esquinazo al ego y abrazarse al ser, recordar su luz de hadas y toda aquella sabiduría que están predestinadas a dejarnos en La Tierra. 

Así pues, el mensaje de las hadas es que en épocas de confusión, inseguridad o convulsión debemos profundizar más que nunca en nuestro estado de serenidad interior y llevarlo allá donde vayamos pues la paz es el mejor regalo con que podamos obsequiar a los demás.         

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lunes, 3 de diciembre de 2012

03/12/12 Por el Dalai Lama y el pueblo tibetano



Este blog se une a la iniciativa promovida por algunos blogueros de rezar, enviar energía y de apoyar al Dalai Lama y a la causa del pueblo tibetano.


Oración por el Dalai Lama y el pueblo tibetano

Canto budista japonés

Soy un canal del Universo
abierto al Poder Superior
a través de mi fluye
hacía mi vida
y hacía la de TODOS
la Luz y el Amor
de la Fuente.

Soy UNO en el recorrido
divino de la Humanidad,
un custodio del Espíritu
y de la Madre Tierra
y agradezco Aquí y Ahora
todo lo que hay en mi camino
para ayudarme a manifestar
un Nuevo Sendero Vivo de la Luz

Ananda

En el post de hoy en el blog Mi baúl de los recuerdos se propone:

Mantra por el pueblo tibetano:

POR EL PUEBLO TIBETANO Y POR LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO

Recitar este mantra, teniendo presente al Tíbet y a los tibetanos

OM TARE TUTTARE TURE SOHA

SIGNIFICADO DE "OM TARE TUTTARE TURE SOHA"
 
OM. Simboliza el cuerpo, palabra y mente.
TARE. Simboliza la liberación del Samsara (reinos inferiores).
TUTTARE. Simboliza la liberación de los ocho temores externos y los ocho internos (reinos inferiores).
TURE. Simboliza la liberación de las enfermedades físicas, mentales y espirituales (oscurecimientos sutiles).
SOHA. Significa las bendiciones que trascienden el presente, el pasado y el futuro.
 
"OM TARE TUTARE TURE SOHA" es Tara, La Madre de sabiduría, la liberadora, la rápida, la valerosa, su mantra purifica y hace acumular mérito, protege de todos los sufrimientos y ayuda a obtener todo lo auspicioso.


"Cuando me encontraba en el Tíbet... la gente manifestaba un cierto grado de respecto hacia lo que significaba el Dalái-lama, y me trataban en consonancia con ese cargo, tanto si sentían un profundo afecto por mí como si no. Pero si esa fuera la única base de la relación que mantenían conmigo, cuando me vi obligado a abandonar mi país todo hubiera sido mucho más difícil. Pero existe otra fuente de mérito y de dignidad mediante la cual uno puede relacionarse con los demás seres humanos. Usted puede relacionarse con los demás porque es también un ser humano que forma parte de la comunidad humana. Usted comparte esa vinculación con los demás. Y ese lazo humano es suficiente para que se produzca ese sentido de mérito y de dignidad. Ese lazo puede convertirse en una fuente de consuelo en el caso de que usted llegara a perderlo todo."

Su Santidad, el Dalái-lama.

Cita extraída de la página 119 del libro El despertar del corazón budista del Lama Surya Das

domingo, 2 de diciembre de 2012

El aprendizaje de las hadas en el planeta Tierra



Dentro del aprendizaje de las hadas en el planeta Tierra, esas hadas encarnadas en personas de carne y hueso que nacen en el planeta para erigirse como representantes de las hadas en La Tierra, están incluidos los períodos de incertidumbre. Aquellas que deseen superar su estancia en el planeta no deben dejarse arrastrar por la desesperación, el miedo, la lamentación o el desánimo. Al contrario, deben emplear esta valiosa oportunidad para recordarse a sí mismas que hay algo que guía divinamente sus existencias y que, más que nunca, no deben perder la fe en sí mismas ni en la vida. Por tanto, van a utilizar todas las herramientas adquiridas en La Tierra, como el conocimiento de las leyes que rigen aquí el Universo, para ir transformando su camino y descubrir el propósito de su misión. 

Como consecuencia de la plena aceptación de su situación actual, estas hadas de carne y hueso no va a dejarse llevar por la confusión o la oscuridad sino que no pararán hasta ver su luz, la misma luz con la que nacieron y con la que deben reencontrarse para sentirse en paz en este hogar que les ha sido asignado. 

Estas que fueron hadas en anteriores existencias saben que por la ley del karma o de causa y efecto, si tienes miedo, engendras y recoges más miedo o si te dejas afectar por el sufrimiento, lo esparces a tu alrededor y, además, acabará volviendo a ti, o sea, que es mejor sembrar alegría y calma, para cosecharlas después.   

Así pues, la incertidumbre las empujará a emplear todas sus armas de positivismo y a no olvidarse de carácter sagrado y divino de la existencia de la cual debemos tomar consciencia y no permitir que se nos vaya de las manos o que se nos escape sin haber reconocido lo bueno y las lecciones que nos brindó y que nos permitieron cambiar, madurar, empatizar y comprender. 




Estar en paz con el destino para estas hadas aquí sin alas, aprendizas en el planeta Tierra, va a ser su principal reto. Para ello, van a seleccionar cuidadosamente sus pensamientos, los cuales, si son agradables dejarán luz en La Tierra y van a desechar todos los pensamientos o sensaciones de pesadumbre, celos, melancolía o tristeza. 

Cada uno está en el lugar que le corresponde y es responsabilidad de cada cual cambiar el destino, si creemos en nuestras posibilidades y abrimos nuestra mente a nuevas perspectivas y respuestas. Si somos coherentes y sinceros con el corazón, lograremos despojarnos de la duda, la confusión o el temor para sustituirlas por claridad y presencia atenta en cada instante. 

Discutir, juzgar, forzar o criticar sólo conseguirán anclarnos en arenas movedizas donde nuestra luz quedará oculta. Mostrarla implica ser y desarrollar nuestras mejores facetas y habilidades y dar cabida al ser en cada minuto de nuestra valiosa y efímera vida. 

Vivir despacio, aprovechar el tiempo libre para hacer lo que nos gusta, apreciar la belleza hasta en lo minúsculo y dejarnos fascinar por lo simple y sencillo, mirando las cosas con los ojos de nuestro niño interior, sacará a flote nuestros dones y obrará milagros pues la magia está en nuestro interior y de nosotros depende agitar la varita mágica y concedernos lo mejor.   
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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Las hadas y el origen del amor


Cuando no pensamos racionalmente y dejamos atrás el parloteo del pensamiento y, por tanto, conseguimos detener la mente, por ejemplo, a través de la meditación, relajación o en contacto con la naturaleza, contemplando un paisaje o escuchando el borboteo del agua o el trino de los pájaros, llegamos a un punto en que de forma natural y espontánea, de nuestro interior, brota el amor, ese amor de verdad que proviene de conectar con nuestra esencia. La esencia humana es amor pero normalmente está atrapada y condicionada por la mente, el pensamiento y el ego. Ante una puesta de sol o una manifestación de ternura puede sentirse algo especial y único que proviene del interior y que nos produce una sensación en la que todo se ensancha y de que no hay límites. Dejamos de sentirnos separados con aquello que nos provoca este estado de maravilla y nos sentimos completos porque percibimos la unidad. Las hadas nos dicen que es la misma sensación que nos produce hacer algo que nos apasiona porque nos conecta con la vida en sí misma, en la cual reside la magia y la luz pero, en realidad, se trata de nuestra propia luz interior. Entonces experimentamos una sensación profunda y una manifestación en el cuerpo, no de nuestro ego, sino de la conciencia que realmente somos la cual es amor.

Si uno no está en línea con el amor de su interior, difícilmente podré sentir amor por alguien o por los demás. Si una persona nos ayuda, esto hace que sintamos amor o agradecimiento, pero se trata del mismo amor que ya reside de forma natural en nuestro interior, en cada una de las células. Esta esencia inherente a cada uno de nosotros, la cual preside cada uno de nuestros momentos, también nos brindará emociones de amor i pensamientos sabios, inteligentes, brillantes y creativos. La intuición y la inspiración, por ejemplo, provienen de esta esencia, infinita y calma. Es, precisamente, en este instante cuando han nacido obras de grandes artistas.


Para conseguir este estado, podemos buscar un entorno que nos ayude a conectar con lo mejor de nuestro interior, esto es, con la emoción del amor.

Cuando nos enamoramos, contactamos ese amor que subyace en el interior, y, así, hacemos que aflore y se manifieste. La otra persona no nos lo provoca, pues lo provocamos nosotros al entrar en contacto con esta emoción que ya tenemos, pero, sí, esta persona despierta el amor de dentro. El amor no necesariamente ha de ser mutuo ni tampoco podemos sentir amor por otros, si no nos amamos a nosotros mismos.

¿Qué es el amor realmente? Las hadas nos cuentan que el amor a veces se confunde con el afecto.

El amor de verdad surge de la autoestima (respeto y estima hacia uno mismo y a los otros). De esta manera, cuando una persona está llena de amor por sí misma, lo comparte con otra persona, pero no se sacrifica, generándose a sí misma dolor o sufrimiento, pues no lo vive como un sacrificio o una entrega obligada, sino como un hermoso compartir en una relación, en la que ambos se respetan a sí mismos y viven su propio margen y espacio de libertad, pero que los complementa y en la que se ven a sí mismos reflejados en el otro. El amor no es codependencia ni miedo. En el amor una persona se siente en paz y en plenitud pues conoce la totalidad y la unidad y la comparte, así, los sujetos del amor se enriquecen mutuamente y se nutren porque el amor verdadero es el mejor nutriente. Si no nos sentimos vigorizados por este nutriente, no hay amor, sino dependencia la cual aparece cuando una persona da con una sensación de pérdida, inseguridad o temor.


La dependencia nace de pensamientos inmaduros y poco sabios, pero el amor aparece de una conexión con nuestro ser, sabio por sí mismo, y, por tanto, amoroso en su expresión. Sin embargo, una persona que está atrapada en la codependencia es incapaz de conectar con su magnificencia interior la cual le conferiría autonomía, y, por tanto, sólo espera recibir del otro pues la rige un estado de egocentrismo y dependencia emocional. También pudiera darle el caso inverso en el que esta persona sólo entregara y el recibir quedara en un segundo plano, como consecuencia de una baja autoestima. Así pues, estas personas no sienten el amor desde la plenitud ni desde la comprensión. Además, una persona dependiente se convencerá de que tiene que encontrar a alguien para sentirse bien, y no entenderá que eso lo podemos conseguir evolucionando por nosotros mismos.

Las hadas nos desvelan que un buen método para llegar a este punto es conveniente aprender a escuchar nuestra voz interior y no siempre las voces externas de los demás. Para ello podemos afirmar:

"Desde esta comprensión, te quiero. No te juzgo ni te critico.”  

Esta frase sanadora nace de la empatía pura, sin juzgar, pero amando. Quien tiene amor, no juzga, sino que discierne (elegir con inteligencia). 

Las hadas concluyen diciéndonos que: 

“Quien tiene amor, tiene un gran tesoro porque tiene la inteligencia emocional en su máximo grado.” 

Texto extraído de mi libro Reflexiones de Hadas y Ángeles en Bubok Editorial (descarga gratuita).

 

Más agradecimientos

Quiero agradecer al portal La Gran Hermandad Blanca la publicación en la Sección para los peques de mi cuento El pájaro y la estrella. Aquí os dejo el enlace:

http://hermandadblanca.org/2012/11/18/cuento-para-ninos-el-pajaro-y-la-estrella-por-maria-jesus-verdu-sacases/


Quiero agradecer al blog Meditaciones en el Mar Rojo la publicación de varios textos de mi autoría. Aquí os dejo los enlaces:  


Quiero agradecer al blog El rincón de Chari la publicación de un texto mío sobre el perdón. Aquí os dejo el enlace: 


Quiero agradecer al blog de Adelfa la publicación de mi cuento El Duende de la Ilusión y el Hada Celeste: 



 Quiero agradecer al blog Fantasía la publicación de mi cuento El pájaro y la estrella:
  

Quiero agradecer a Estrella Ana María la publicación de mi texto Las Hadas y el origen del amor. Aquí os dejo el enlace:


Quiero agradecer a la revista de comics 2012 Magazine dirigida por Manel Villena la publicación de mi relato Mi encuentro con los elfos y otros seres elementales en la naturaleza:


A la venta en: tiendacapitancomics@gmail.com

sábado, 24 de noviembre de 2012

Cuento del muchacho que creyó en sí mismo y en los demás

Érase una vez en un lejano reino un muchado que desde su nacimiento aprendió a crear y a seguir a su corazón. Él fue consciente desde el principio de su papel de creador. Esto le procuraba una existencia pacífica y auténtica donde el esplendor de su ser se manifestaba de forma natural y espontánea en todo momento. Por esta razón, el muchacho se sentía bendecido en cada minuto del ahora y podía percibir claramente el milagro latente en todo lo que veía. 


Cada instante de quietud le proporcionaba una visión sagrada de la vida y de profundo entendimiento y respeto por todo lo que le rodeaba. Esta actitud de observación, interacción y sensibilidad hacia su entorno le permitió graduarse y prestar sus servicios en la edad adulta en una institución al servició de los demás. 

Las paredes del edificio donde trabajaba eran acristaladas por lo que la luz se filtraba a través de los cristales, volviéndolo todo calmo y transparente o del colorido de los rayos de la luz del sol los cuales se dejaban caer sobre las escaleras blancas para transformarlas en un hermoso arco iris de colores cósmicos sobre el que las hadas, elfos, duendes y gnmos derramaban sus dones y bendiciones. 

En ese edificio todos recibían de forma sutil la magia del reino de las hadas por lo que la creatividad y la expresión del alma y del corazón eran la nota que componía la melodía del día a día. 

Las nubes se dejaban caer mansamente sobre los cristales de ese edificio tan elevado, limpio y puro que parecía un templo donde la paz infinita hacía estallar la belleza que todos llevamos dentro y que sale a relucir en el cumplimiento de nuestra misión de vida. 

El muchacho, ahora convertido en adulto, se sentía en un estado de completa serenidad y liviandad, cuando seguía adelante con su propósito lo cual, a su vez, le proporcionaba el coraje, la claridad, la sensatez, la determinación y la paciencia necesaria para seguir llevándolo a cabo. Ese adulto todavía sentía su espíritu de muchacho danzando con la lluvia y jugando con la brisa. Con el paso de los años no se sentía apesadumbrado o pesado, al contrario, se mostraba cada día más agradecido y seguro de sí mismo.


Sin pretenderlo, pues el ahora adulto era desapegado pero comprometido con la escucha y la expresión de su corazón libre, había conseguido crear un aura de arte y de habla del alma alrededor del edificio acristalado y luminoso que llegó a oídos del soberano de dicho reino. Por este motivo, el rey visitó al que había sido un muchacho sincero y abierto para felicitarle por haber permitido y facilitado que muchos desnudaran sus dones, talentos y virtudes a través del arte del corazón. Él había dejado ser sin juicios, libre de condicionamientos pero enraizado en el amor incondicional que nada exige y que se alza en los cimientos de nuestro edificio interior. Ese edificio emocional cálido y cristalino como el agua del río y que nos hace libres como chiquillos que corren tras los pájaros para aprender a abrir y batir sus propias alas en el vuelo del ahora, ese vuelo que no debemos permitir que se nos escape...          

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domingo, 18 de noviembre de 2012

Los Elfos

 
Los elfos somos criaturas amantes de las tranquilidad, la naturaleza y todo lo que ofrece la Madre Tierra en su estado puro y salvaje. Por eso, estamos comprometidos con ella desde nuestro nacimiento y seríamos capaces de hacer todo lo necesario para su preservación como buenos guerreros que somos.

Somos ágiles, escurridizos y reservados. No gustamos de estar cerca de los humanos a nos ser que tengan un corazón extraordinariamente noble, sensible y altruista o bien que en anteriores encaranaciones hubieran encarnado en los de nuestra especie. 


Vibramos en el mismo nivel energético que el reino de las hadas y han llegado a nacer hermosas criaturas cruzadas de ambas especies. Son seres élficos y hadados que cruzan el umbral con un propósito especial no siempre fácil. 

Desde nuestro reino élfico presenciamos y vivimos todo lo que sucede con la Madre Tierra y a veces nos sentimos tristes por el dolor inflingido al planeta y a sus reinos animal y vegetal. 
 

Como la brisa que te habla con su susurro al atravesar las ramas de los pinos, nosotros nos acercamos a ti desde niña pues te recordamos como una de los nuestros. Sabemos que los humanos no siempre te han tratado bien, pero al ir cada vez ocupando tu lugar, mientras van encajando todas las piezas, sólo los que somos como tú fluiremos contigo y seguiremos un sueño alado y mágico en el que todos estaremos despiertos. 

Deja de preocuparte por cosas que no van a suceder y siéntete libre, liviana y elevada como la hada que fuiste emparentada con los elfos. 


Como el olor profundo y fresco de este valle te embriaga los sentidos, nuestra magia llegará a ti en forma de silencio y seguridad.    

Los elfos nos dejan este relato desde su hogar en el bosque:

"Me encanta escuchar la lluvia. Es uno de los sonidos más relajantes y sagrados que conozco.  Es como si las voces susurrantes de mis antepasados se desprendieran de cada gota. Cada gota impacta en el suelo y deja su frescura y sus nutrientes a la tierra. 

La lluvia contemplada desde el calor del hogar, me adormece y me aletarga los sentidos. Esta caída libre del agua que proviene del cielo siempre trae bendiciones y transformación.

La lluvia es como una madre celestial que trae alimento a su hija Tierra.

Los chasquidos de las gotas de lluvia que impactan en la cristalera de casa, me despiertan de mi estado de ensoñación y me recuerdan que sigo aquí. Desde el presente, el instante se deja caer mansamente, como la  lluvia, y nos trae nuevas experiencias momento tras momento. La vida es una constante lluvia de acontecimientos que nos convierten en lo que hemos venido a ser.

Viendo llover me da la impresión de que la lluvia limpia mis preocupaciones, sintiéndome entonces más ligera y anclada en el ahora.

La gotas de lluvia reposan en la vegetación del bosque como un rocío matinal adicional que reciben las plantas y que embellece su aspecto. 

Las hadas se esconden tras la cortina de lluvia, mientras los duendes juegan a perseguir las gotas.


Los elfos presenciamos el instante y sentimos el regocijo de la Madre Tierra. En silencio, contemplamos el curso de la existencia, presagiando los ritmos del planeta y velamos por él. La Madre Tierra es nuestra divinidad y respetamos sus ciclos. 

La lluvia regenera la tierra y hace estallar el colorido y la belleza de las flores y árboles. El bosque reluce tras la lluvia y reaparece más callado que nunca. 

Me perdería en este bosque bendito de luz cuyo verdor es obra de la Madre Tierra.

La acción incesante de la lluvia ha desdibujado los senderos y los convierte en regueros que formarán charcas donde amanecerá nueva vida acuática. El caudal de ríos, pantanos y lagos restablece su equilibrio y una nueva luz lo sigue bañando todo."     
    
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lunes, 12 de noviembre de 2012

Caminar en bendición según las hadas



Caminar en bendición según las hadas es sentirse en unidad con la vibración del agradecimiento por todo lo aprendido y por todo lo que se extiende ante nosotros. Cada paso del camino es tan bendito que es como si las rosas aparecieran allá donde otros sólo ven espinas, ciegos ante el manto de luz divina que nos insufla vida cada día.

Caminar en bendición es percibir el aroma del hogar, encontrar nuestro lugar, sabiendo encajar en el tablero de la vida y jugar libres de expectativas la partida, convencidos de que nuestro propósito nos llevará a donde nos corresponde, por tanto, no vamos a asustarnos sino a dejar que todo sea, eso no implica resignación, abnegación o adoptar el rol de víctima sino el asumir las consecuencias del ahora, intentando aportar lo que nos revela el corazón.

Caminar en bendición es agradecer hasta lo mínimo o minúsculo, reconociendo su lugar en el instante. Caminar en bendición es saber que incluso las cosas se manifiestan antes de pedirlas, como si el Universo adivinara con antelación lo que vamos a necesitar.




Caminar en bendición es contemplar la magia del ahora, esa luz sublime y sabia que nos rodea con su halo amoroso y, de forma sutil, adormece nuestros miedos hasta que caen por sí solos.

Caminar en bendición es descubrir que el mejor milagro es sentirse bendecido por el mero hecho de estar aquí y ahora.

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sábado, 10 de noviembre de 2012

El leñador y el gnomo que se perdió



Érase una vez un leñador que vivía en una pequeña cabaña en el bosque. Un día se hallaba talando leña en el cobertizo y tras el montón de troncos apilados, descubrió a un gnomo asustado y tembloroso.
 -No temas pequeño. Los que respetáis el espíritu de la naturaleza sois mis amigos. ¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás triste?
Al principio el gnomo, se resistía a hablar pero consiguió balbucear algunas palabras.
-Perdido, bosque, aquí –dijo el gnomo.
-¿Te has perdido, pequeño gnomo? ¿Cómo puede ser eso? Los gnomos de la naturaleza conocéis todos los secretos del bosque y todos los caminos –afirmó el leñador.
-Soy muy joven –confesó el gnomo- y salí con mi familia hacia el corazón del bosque, al poco de nacer. Me distraje con la belleza de la luz de la luna y de las estrellas, quise correr tras ellas, pero el amanecer me sorprendió y entonces me di cuenta que mi familia ya no estaba conmigo y de que estaba solo. Caminé hasta llegar aquí, junto a ti.
-No te preocupes, tu familia no tardará en dar contigo –le tranquilizó el leñador-.Debes de estar hambriento, querido amiguito-.
-Sí –le dijo el gnomo.
Así que el cazador dejó en el suelo el hacha con la que estaba trabajando y acompañó al gnomo hasta un rincón tan bello en el bosque que parecía mágico. Era un paraje en el que el tiempo parecía haberse detenido. El silencio se adueño de sus almas y sus corazones batían sus alas al viento en total libertad. Allí el leñador le enseñó al gnomo lo que comían y así la pequeña criatura pudo saciar su hambre.
-Caramba, veo que tú también conoces los secretos del bosque –le dijo el gnomo al leñador.
-Bueno, digamos que amo lo que hago y el entorno que lo rodea. Nací en el bosque y, aunque perdí a mi familia hace tiempo, mi lugar está aquí. Sé que el Espíritu Verde de la Naturaleza me susurra a cada instante y abre la llave de la confianza y de la aceptación de cada momento, fugaz y efímero; único, perfecto, indisoluble, entero. En cada momento reside la fuerza que impulsa cada paso. En uno de esos momentos, sentí una luz tan profunda y familiar que era como si formara parte de mí y desde entonces me volví sensible a la presencia de los seres que al igual que yo, respetáis y amáis la naturaleza. Sin vosotros, no perduraría. Así que aprovecho para darte las gracias.
-Eres el primer corazón humano que conozco y presiento que algo me ha guiado a ti –le dijo el gnomo-. ¿Será el Espíritu de la Naturaleza?
-Seguro. Él siempre nos acompaña. Está en la brisa, en las gotas de lluvia, en las estrellas y en las hojas de los árboles. Lo siento en los rayos del amanecer, en la belleza rosada del crepúsculo y en todo aquello que se oculta tras las montañas- confesó el leñador.
-Sí, presenciar y conectarte con el Espíritu te abre a lo que sucede sin importar nada más –afirmó el gnomo-. Es una forma excelente de sentir un gozo interno que siempre está ahí a pesar de todo.

Volvieron a la cabaña donde siguieron conversando. Esa noche el gnomo se quedó a dormir en la cabaña y desde la pequeña ventana de su habitación, contemplaba embelesado la bóveda celeste, ese cielo amoroso cuyas temblorosas estrellas acogen nuestros sueños y deseos y los muestran a la luz de la luna, la misma luz que indicó a la  familia del gnomo su paradero. Así que, a la mañana siguiente, mientras los primeros rayos se desperezaban y acariciaban los pensamientos del leñador y del gnomo, llamó a la puerta la familia del gnomo. El pequeño gnomo salió de entre unos granos de trigo del granero. Había percibido su olor, su tacto y el ruido que hacían al caer al suelo. Le había resultada divertido coger un puñado de granos y dejarlos caer.
El gnomo se despidió del leñador y se marchó con su familia. Les contó lo bien que se había sentido con el leñador y lo mucho que había aprendido de la fugacidad y la dulzura del instante y también sobre la habilidad del Espíritu de la Naturaleza para manejar cada momento, ése mismo que conectaba a todos los seres entregados al presente. También recordaba las últimas palabras del leñador:
-¿Dónde reside la magia de cada segundo?
-En verlo.  No dejarlo huir. No lo olvides.
El gnomo prosiguió adentrándose en la sabiduría ancestral de la naturaleza junto a los suyos, aunque el roce de las hojas de los árboles con la brisa matinal a veces le susurraba la generosidad que había tenido el leñador, acogiéndolo en su hogar. ¿Qué estaría haciendo el leñador ahora?
-Es mejor no preguntarse por las respuestas y dejar que afluyan por sí solas. Así cedemos el control al Universo –le dijo la brisa.

 
-¿De verdad? –preguntó el gnomo.
-Sí, porque desde el momento en que preguntamos, escapamos a lo que sucede en ese segundo. Debemos mirar al segundo, sentirlo, interiorizarlo, no siempre preguntar qué sucede, si miramos, confiamos. Simplemente, permitimos que suceda. La naturaleza oye nuestros pensamientos, está en cada uno de nosotros y hace que todo fluya armoniosamente, como el agua que fluye en el arroyo, mansa y calma, en ciertos tramos, y fuerte y poderosa, en otros. De igual modo que ella nunca para de fluir, siempre sigue su curso, de igual forma todo transcurre. Los procesos se manifiestan y las cosas surgen- argumentó la brisa.
-Entonces, ¿es una buena opción hablar poco y de forma moderada, y sentir mucho?-preguntó el gnomo a la brisa de los árboles.
-Sí –le respondió la brisa –pues hablar poco permite escucharse a uno mismo, al entorno y a los demás. Apaciguar el pensamiento es un primer paso para abrirnos a lo que realmente sentimos y necesitamos.       
Hacía unos meses que el leñador había presentado un proyecto a las autoridades de su zona para emprender el negocio de un aserradero. Recibió una carta de autorización. Como el leñador era una persona comprometida con el medio ambiente y con la preservación del entorno natural, una parte de los beneficios se destinarían a crear zonas de repoblación y a conservar las ya existentes para garantizar la existencia del latido de la naturaleza, de ese espíritu que permanece en la respiración del mundo y en las raíces de los árboles. 

Los gnomos estaban felices pues sabían que podrían seguir existiendo y disfrutando de su amado bosque a la vez que  jugaban con las hojas secas que se levantaban del suelo con el viento y les retaban a volar y dejarse arrastrar por la grandiosidad del cielo. Era una manera de saborear la infinitud silenciosa que subyace en el ahora.

El aserradero era próspero y facilitó la creación de nuevos espacios para el bosque, donde se plantaron varias especies de árboles. Ello supuso la creación de nuevas ocupaciones no sólo para la actividad del aserradero sino también para el cuidado de las nuevas zonas verdes creadas. En esas nuevas zonas también supuso un nuevo caldo de existencia para los seres que viven en la presencia del ser: los elementales de la naturaleza, los guardianes del espíritu, los seres de luz alados. Ellos constituyen el testimonio implicado en el proceso sabio y paciente de la madre naturaleza.
Gracias a la idea del aserradero del leñador, el gnomo presenció que la creación de lo nuevo siempre atrae a más vida, a más de la que incluso hayamos imaginado. Se trata de un juego infinito de interconexión amparada en la creatividad y el entusiasmo que imprimimos en lo que ha brotado de nuestro interior: ideas honestas que nos permiten ser nosotros mismos con la autenticidad del ser y el compromiso con la vida que nos ha sido regalada.      
Cuento extraido de mi libro de descarga gratuita Cuentos de hadas para niños y adultos de Bubok Editorial