sábado, 26 de junio de 2010

El hada y el niño triste


Érase una vez un hada que quería acercarse a un niño. Ella reconocía tristeza en el corazón del niño. El hada se había adentrado en las emociones del niño y se respiraba en ellas una sensación de desolación interior.


Al niño le costaba reír y aunque el hada se esforzaba por transformar su entorno en alegría y diversión, no conseguía arrancarle una sonrisa al niño.




Al final el hada optó por rodear al niño con el calor de sus alas y con la calidez reconfortante de su luz feérica. Al percibir el niño algo en él que le transmitía confianza y seguridad, la expresión de su rostro cambió y esbozó una ligera sonrisa. No sabía lo que era, pero algo en un su fuero interior lo hacía sentirse bien.


Así que el hada siguió envolviéndolo en su halo luminoso y desplegó todos sus recursos a través de las infinitas posibilidades de su magia. Al final, consiguió que el niño dejara de estar triste. Gracias al niño, el hada había aprendido a ser un hada mejor y a transformar la tristeza humana en alegría pues el niño se había vuelto un niño risueño y gracias al hada, el niño desde entonces creyó en las hadas.


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domingo, 20 de junio de 2010

Cuento del Hada de la Confianza


Érase una vez una joven que se adentró en el corazón del bosque. Se trataba de un lugar inhóspito y sagrado al que se rendía culto desde la antigüedad pero que pocos habían logrado a alcanzar.


Estar allí no es algo que hubiera planeado pues ella se hallaba en un momento desorientación y rendición personal en el que todo lo que ella había deseado controlar y preveer se había derrumbado como un castillo de naipes. Sin embargo, hacía tiempo que ella pedía desesperadamente guía interior entre lágrimas y sollozos. Alguien la escuchó y en sus sueños se le proveyó de las instrucciones necesarias para acceder al Corazón del Bosque, el cual había inspirado múltiples leyendas.


No se trataba de un bosque convencional, sino más bien se hallaba ante el espejo de su alma. Su alma reflejaba sufrimiento, resistencia y pérdida. Y eso era lo que el Corazón del Bosque le devolvía en cada paso.


Ella todavía se sentía peor.


Un gnomo se cruzó en su camino y ella se asustó. Así que el gnomo se desvaneció pero penetró en el corazón de la joven en forma de voz interior y le susurró:


-Puedes dejar atrás tu tristeza. No te sientas mal por entregarte por completo al ritmo vital de la vida. La vida es como una madre amorosa que empuja cada paso en nuestro deambular por la existencia. A eso se le llama fluir, la base de la existencia en sí misma. Simplemente, sigue el ritmo natural y espontáneo que percibes. La naturaleza te mostrará los pasos, si aprendes a escuchar y a confiar en tu instinto.


A la chica esto le pareció una bobada pues estaba acostumbrada estar siempre a la defensiva y a seguir los dictados de su ego controlador y déspota. Sin embargo, ella no era consciente de nada de eso pues actuar como siempre lo había hecho, le parecía de lo más natural. A ella nunca se le solía escapar un solo detalle. Para ella, la imaginación y la intuición era cosa de hechiceros y de cuentos de hadas.


Pero ahora ahora había dejado de creer en todo lo que la había llevado hasta allí pues todo le había fallado. Si hacía lo que le había aconsejado el gnomo: ¿qué podía perder? Sin embargo, ella no sabía escuchar, más bien prefería que la escucharan a ella. Pero en el Corazón del Bosque no veía a nadie más que a ella misma, así que, como allí no había nadie que la escuchara, no le quedaba más remedio que escuchar el entorno del bosque. Al abrir su mente, el Corazón del Bosque se transformó en una bóveda recubierta de flores y de perlas tras las cuales aparecieron tres hadas. Cada una de ellas sostenía una cajita. Le pidieron a la joven, que eligiera a una de ellas.


La joven eligió el Hada que sostenía la cajita del centro y la abrió. Su elección determinaba lo que su corazón necesitaba en ese preciso instante.


Del interior de la cajita emergió la confianza. La cajita era sostenida por el Hada de la Confianza. Es el Hada que rige los procesos de la vida pero no de la vida que hemos planeado sino la que realmente nos pide el corazón, aquella que nos espera, pero sólo si mantenemos nuestros brazos abiertos. Porque si

no es así, esta vida se cierra en banda, aplastada por la que el ansia de controlarlo todo, nos sugiere.


-No te sientas perdida –le dijo el Hada-. Despreocúpate de lo que te angustia y deja que la vida lo solucione. El Corazón del Bosque es sabio y en esta sabiduría reside el propósito de tu vida. Todos tenemos un propósito. Conocerlo y manifestarlo es fuente de plenitud y de dicha. Descúbrelo en tu interior. Tu error ha sido buscarlo todo fuera.


-Pero yo no puedo… -dijo a chica-. Pero el Hada no le dejó continuar, alegando que era mejor no dar paso a sus excusas. Las excusas nos impiden ver nuestra propia verdad –afirmó el Hada de la Confianza.


Así que el Hada la tomó de la mano y sopló con ternura en el rostro de la chica, que hasta ahora había estado bañado de amargura y de duda, y le envió una Brisa de Emociones que la condujo directamente a su Ser Interior, a aquél que residía en su propio corazón, olvidado y relegado hasta entonces por el parloteo de la mente. Y esa era precisamente la función del Corazón del Bosque, mostrarnos a nuestro propio corazón para comprender y estar receptivos a su voz, la voz de nuestro espíritu que siempre nos dice que es lo que podemos hacer en el tiempo presente, pero para escucharla hay que estar muy atentos y no distraernos en el antes y en el después.


Desde entonces, la chica creyó en las Hadas y aprendió a saber esperar pero sin forzar las circuntstancias pues entendió que su mente siempre trató de concluir y de interpretar como sería el devenir según le convenía.


El Hada de la Confianza le enseñó algo tan simple como despreocuparse, confiar y abrirse a lo inesperado. Esta era la llave de la magia.


¿Y cuál será el siguiente paso, Hada? –le preguntó la chica.


-Despertar –le respondió ella.


Y desde entonces la chica ya nunca volvió a ser la misma pues en sus ojos resplandecía la Mirada de la Felicidad.


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viernes, 11 de junio de 2010

La luz de los ángeles y de las hadas



El perdón es una herramienta para sentir nuestras alas de libertad y despojarnos de cargas absurdas de arrastrar. Son cargas que nos hunden más y más en el fango de nuestra prisión mental donde el ego se complace en someternos sin percatarnos de ello. Con el perdón llega la consideración por quienes nos dañaron o, al menos, pensar en ellos con respeto y compasión. Esta nueva visión provoca cambios de comportamiento no sólo en nosotros sino en los demás. Se trata de una actitud que nos ennoblece.

Los destellos del corazón de un hada o de un ángel emiten vibraciones de compasión y de amor incondicional por todos los seres vivos, sobre todo, porque tienen la facultad de mirar desde su ser directamente al interior de emociones ajenas que necesitan ser sanadas y transformadas para su mayor bien y evolución. Por tanto, abrirse a estos seres posibilitará un cambio interno con efectos proporcionales en la realidad exterior.

Sentir su abrazo de luz es una bendición que nos abrirá a una nueva percepción del mundo y sobre todo a un arraigo del poder de la imaginación en la semilla de cada una de nuestras experiencias.

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sábado, 5 de junio de 2010

El respeto del corazón


Una lección que nos brindan las Hadas y los Ángeles es que cualquier situación que nos pone a prueba vivida desde la paz interior y apelando a nuestra fortaleza interna y flexibilidad puede ser superada con creces, sobre todo, si nos abrimos a nuestra capacidad de adaptación. El hecho de visualizarla en momento presente como algo transitorio contribuirá a sentirnos aliviados y seguros de nosotros mismos. La seguridad y la confianza que nos aporta el vibrar desde el corazón es la llave que nos acercará al conocimiento sobre nosotros mismos, ese conocimiento que a veces nos resulta desconocido.

Se trata de un conocimiento difícil de adquirir pues cuando no se ha educado a la mente en el autodescubrimiento interior, resulta extraño mirar al corazón y practicar la consciencia atenta tanto dentro como fuera. En este proceso, vamos a tener que vérnoslas con ego, que no va a renunciar fácilmente a la soberanía y al control que ejerce en nosotros.

Los seres de luz nos guían desde el pensamiento a través de la voz interior y nos impulsan a ser sinceros con nosotros mismos para sentirnos en unidad con el alma y expandir nuestra espiritualidad en nuestro beneficio y en favor de los demás. Ellos abren posibilidades en nuestro fuera interno que las exigencias, las creencias y los prejuicios del exterior aniquilarían. Ellos nos miran sin juzgar, sin etiquetar, algo que nosotros podríamos aprender a hacer con nosotros mismos y con nuestros congéneres pues nos enseña a mirarnos y a mirar a los demás desde el respeto del corazón.
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