domingo, 15 de noviembre de 2015

La rana y su hada-guía

Érase una vez una rana que vivía en una pequeña charca. No estaba muy satisfecha de su casa porque era demasiado pequeña y las algas que le impedían nadar con total libertad.  

Cuando se encontraba fuera del agua, frecuentemente se reflejaba en el espejo de su superficie, pero no parecía muy contenta con su imagen. A veces, llegaban las libélulas a volar sobre la charca y la ranita, escondida entre la vegetación, contemplaba la belleza de sus alas y la libertad que éstas les daban. Ella, en cambio, era esclava del agua de la charca, nunca tocaría el cielo, ni el sol, ni la luna porque no tenía alas. Reconocía que envidiaba a estos insectos de vistosas alas sobre las cuales los rayos del sol se paseaban para convertirlas aún en más bonitas. ¡Cómo si no lo fueran bastante!. Parecía como si la belleza de los colores del sol se alojara en las alas de las libélulas. Pero la rana nunca sería tan bonita. Además, sus largas patas eran feísimas.




La vistosidad de las alas de las libélulas dependía de la incidencia de los rayos solares sobre ellas; pero en cambio, las alas de las mariposas tenían belleza propia, la de sus colores vívidos y fijos. Algunas de ellas eran tan bonitas que parecía que le hubieran robado los colores al arco iris, ese arco que salía después de la lluvia.

La rana lamentaba no tener la misma suerte de las mariposas.



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Un día vio a un hada del bosque refrescándose en el agua de la charca y, una vez más, deseó tener para ella sola esas alas tan maravillosas de la libélula, de la mariposa y del hada del bosque. El hada, una hada-guía muy sabia, le leyó el pensamiento y le dijo:

-No pierdas el tiempo quejándote y envidiando a los demás, y saca partido de tu experiencia.
El tiempo es nuestra cosa más valiosa y hemos de emplearlo de forma positiva. La crítica y la envidia no son nunca positivas y nos bloquean. En lugar de vivir pendiente de los demás, ¿por qué no vives pendiente de ti misma? ¿Por qué no intentas aprovechar el potencial de tus piernas, por ejemplo? Ellas te pueden llevar más lejos de lo que piensas. 

¡Intenta mejorar tu existencia!. Hazlo, si lo haces, la vida te resultará una aventura de lo más emocionante. ¡No tengas miedo al cambio!. Si no te gusta como vives, empieza por cambiar tú y, ¡te aseguro que tu vida será diferente!. ¡Anímate!. Sé que encontrarás la manera.

 

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Y, acto seguido, la preciosa hada desapareció.

Esa visión sacudió a la rana y le hizo pensar mucho. Y descubrió que cambiar su vida, dependía, en gran medida, de ella misma y de la perspectiva desde la cual enfocara su situación.

-Quizás no tenga alas, pero tengo unas patas que me pueden llevar lejos de la charca, quizás a una charca más grande, ¡donde podré nadar hasta no poder más!


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La rana empezó a saltar. Cada vez sus saltos eran más largos y la llevaban más lejos. Se dio cuenta de que nunca podría volar, pero saltar era una forma de tocar el cielo y de experimentar el placer de la libertad.


Además, ella era capaz de hacer una cosa que las libélulas, las mariposas y las hadas no podrían hacer nunca: ¡nadar!. En ese momento, se sentía dueña de un gran poder, poder desenvolverse en dos medios naturales a la vez, el agua y el aire. ¡Imaginaos la capacidad de nuestra ranita!. Podía nadar tranquilamente en la charca, por cada rincón, entre las algas, hacia arriba y hacia abajo y, cuando le apetecía, en lugar de perder el tiempo mirando las alas de los demás, se ponía a dar saltitos sobre las hojas que flotaban en el agua y no solo podía saltar sobre ellas, sino también sobre el suelo fresco y húmedo que rodeaba a la charca. Su vida ahora había cambiado. Pero le hacía falta continuar evolucionando y transformándose interiormente. Así pues, se planteó ir a una charca más grande pues  sentía que se expandía interiormente y, que, por lo tanto, su entorno natural también debía crecer. Desconocía el modo de marcharse de su charca porque sus preciadas patas no le permitían recorrer largas distancias.¿Cómo se espabilaría?

En aquel preciso momento, concentró toda su fe en el hada que hacía unos meses se le había aparecido, pero no obtuvo respuesta. Nuestra rana estaba muy desanimada.¿Cómo podría cambiar su vida, si no obtenía los medios para hacer efectivo el cambio? Además para sus amigos de la charca sus pretensiones no tenían ni pies ni cabeza y, por tanto, no debía complicarse la existencia. Para ellos, quedarse en la charca, era la opción más segura.

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Pero nuestra ranita no era una rana acomodada, resignada ni perezosa y estaba decidida a sentir la emoción de la vida, a creer en sus ideas y llevarlas a la práctica.No sabía cuándo, pero se repetía a ella misma que no era necesario enfadarse y que, cuando menos se lo esperara, aparecería la respuesta que tanto buscaba.

Un día llovió tanto que el agua de la charca sobresalía por todas partes, arrastrando hacia fuera a nuestra rana y haciéndola caer en un agujero.

-¡Qué miedo tengo –decía, llorando-. ¡Cómo me arrepiento de haber querido cambiar. ¡Cuánta razón tenían mis amigos al aconsejarme que me conformara con mi situación. Ahora, por mi culpa, nunca saldré de este maldito agujero. ¡Quiero volver a mi charca!.

Continuaba lloviendo tanto que el agujero se llenó de agua y la ranita volvió a salir hacia afuera, llevada de nuevo por la fuerza de la corriente, que invadía el bosque. 

 -¿Dónde me llevará este río de agua?.¿Dónde iré a parar?. Si deja de llover y me quedo parada en medio de un camino, ¿qué haré cuando este caudal se seque?, ¿me moriré?.

Pero quiso la suerte que el ímpetu de esa corriente la condujera a una charca más grande y nuestra ranita dijo:

-¡Qué bien!. He ido a parar a una charca mejor.

Fue entonces cuando vio que su amiga, el hada, se alejaba volando...

Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases. 
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual. 
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Texto extraído de mi página web: www.mjesusverdu.com y de mi libro de descarga gratuita de Bubok Editorial: Cuentos de hadas para niños y adultos





sábado, 24 de octubre de 2015

La confianza ciega según las hadas

Las hadas nos enseñan que confiar ciegamente puede conducir a desengaño o desilusión sobre todo cuando no sabemos discernir. La confianza siempre debe depositarse en una situación con dosis de realidad. Confiar en una quimera puede acabar confundiéndonos. 

No saber reconocer la verdad o la mentira hasta que es demasiado tarde es un precio que debemos pagar para aprender la lección. Aceptemos la lección serenamente, seamos agradecidos por haber aprendido una cosa más, por ser hoy más sabios que ayer,  aunque al principio eso nos cause decepción o inquietud y desprendámonos o dejemos marchar aquello que debe irse. Hagámoslo en paz. Se trata de una forma de sentirnos más ligeros con nuestro equipaje mental y de tomarnos el tiempo necesario en adelante para ponderar o considerar algo antes de tomar una decisión similar a la ligera. La impaciencia o las prisas suelen llevar a errores, también el dar demasiadas vueltas a las cosas antes de tomar una decisión. El tiempo que debemos tomarnos para resolver una situación debe de ser el necesario, ni poco ni demasiado.


 A veces, cuando alguien nos quita algo, nos enseña a renunciar a aquello y con el tiempo, nos damos cuenta de que aquello no tenía tanta relevancia como nosotros le otorgábamos. A veces, las cosas materiales no son tan valiosas. Cada cual con su conciencia, pues todos acabamos recibiendo lo que hemos dado, esa ley es inmutable.       

No comprometerse con lo prometido o lo que hemos asegurado puede atraer situaciones en las que se resulte perjudicado. Esas situaciones no deben resolverse con la queja o el victimismo sino con la aceptación lo cual no exime de afrontar las circunstancias, si está al alcance de la mano la solución.

Las cosas pueden hacerse de forma sencilla, fácil, fluyendo con el ahora. Tratar de complicarlo todo trae complicaciones mayores o el querer hacer demasiado bien las cosas, esforzarse como manera de forzar una situación a nuestros favor o ser demasiado perfeccionistas conlleva que nos acabemos equivocando. Pero la belleza es que podemos aprender a mejorar.  Aprender a equilibrarse, conocernos a nosotros mismos y no dejarnos controlar por emociones dañinas constituirán herramientas que nos ayudarán poderosamente.  

Autora texto e imagen: María Jesús Verdú Sacases
Texto e imagen inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Pastel blando 

sábado, 17 de octubre de 2015

La discreción y el silencio de las hadas



En la discreción, el silencio y las emociones apacibles reside una luz singular que nos conecta con las hadas y con su vuelo rapidísimo y casi desapercibido, rasante, cercano y reservado para los corazones de serena alegría y tan fieles guardianes que siempre saben guardar un secreto, incluidos aquellos que les han revelado los seres de luz.
El desarrollo del silencio, la quietud interior, el no apego y la confianza en el sabio ritmo del Universo hará posible que las hadas se deslicen a nuestro alrededor con sigilo para guiarnos con sus susurros y en sueños hacia vías llenas de plenitud, aposentadas en la madurez de las emociones y con el objetivo de nivelar nuestra balanza interior para acercarnos al punto de equilibrio que precisa nuestra mente y nuestro corazón. Las hadas son expertas en leer y  analizar los sentimientos más escondidos, incluso aquellos de los que no se es consciente para que afloren al exterior, tomen tierra, echen raíces y se manifiesten para elevar nuestra consciencia, conocernos mejor a nosotros mismos, acercarnos a nuestra alma y ganar seguridad emocional. Se trata de lecciones que ampliarán nuestras perspectivas y que, tras haber superado el reto, dejaremos de ser los que éramos antes. Son hadas-brújula que nos animan a seguir un rumbo no planeado.
 Nos ayudaremos a nosotros mismos y a nuestros guías, si meditamos y nos quedamos en silencio lo cual nos permitirá adentrarnos en el ser y escuchar el parloteo de pensamientos y emociones que precisan ser sanadas para ser bañadas en el amor y la sabiduría de la luz del alma y, por tanto, alejarlas de la explotación a las que nos somete el ego.
La paradoja es frecuentemente uno de los guisos favoritos que nos preparará la cocina hadada de estos seres alados y observadores, gustosos de lo imprevisible, lo inesperado y de la sorpresa propia de la magia de la vida, que nos aleja de lo rutinario y de lo aburrido, y que, a su vez, nos enseña que en el juego de la vida las circunstancias son tan cambiantes y diversas, destiladas en lo efímero de cada momento presente, que no existen los términos absolutos, sino que cada momento puede precisar de algo distinto en función de los ingredientes con que se cuezan las situaciones, eso sí, siempre con el pleno respeto de los principios y valores. En este sentido, las hadas nos muestran la flexibilidad y la adaptación a lo que el instante trae a la existencia, es decir, nos enseñan a jugar y a desprendernos de viejos criterios para dar paso a una nueva forma de pensar que se aleja de lo fijo y de la imposición de ideas desde la apertura mental.
La observación interior y el silencio, aceptado y sentido de forma paciente y calma, nos acerca a lo íntimo, a la claridad mental, a lo que creíamos marchito, a lo más auténtico y tan escondido, que algún día dejó de existir al perderse la fe y la perseverancia en algún sueño perdido. Y las hadas lo elevan y nos lo presentan  para que nos demos de bruces con él y podamos batir nuestras propias alas… y volemos hacia aquello a lo que nunca habíamos soñado antes o a lo que ya habíamos olvidado. Su presencia indica que somos capaces de mucho más de lo que jamás hubiéramos imaginado y de que habrá valido la pena, una vez superado el desconcierto inicial o incluso la inquietud del instante.
Las hadas son conocedoras de la clarividencia, de las emociones humanas y de la intuición presente en cada corazón que late y el hecho de que puedan observarnos y pasar desapercibidas, les confiere una dimensión para nosotros frecuentemente imperceptible pero que les permite sentirnos tan de cerca, que es como si nuestra luz atrajera a la suya. Sin embargo, la nobleza, la inocencia y la sensibilidad pueden llegar a percibir esta dimensión hadada, cautelosa pero firme en su manifestación.


Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Técnica ilustración: Pastel blando y lápices de colores
Texto extraído de mi libro “Reflexiones de Hadas y Ángeles” Bubok Editorial http://www.bubok.es/libros/196731/Reflexiones-de-Hadas-y-Angeles

domingo, 4 de octubre de 2015

Pensamientos de un hada

Paseo por un campo de ensueño sembrado de silencio. El sol del amanecer acaricia las formas terrestres, mientras el rocío baña el alma de las flores. La luna se ha ido tímidamente y las estrellas han cerrado los ojos y su luz. Los rayos del sol se filtran en mis pensamientos y reparten promesas de luz y de bienestar. 

Observo y me siento en cada árbol, en cada flor, en cada brote de hierba y es como si ya hubiera formado parte de todo esto, sólo que ahora soy capaz de contemplarlo desde otra perspectiva. Así es el juego de la vida, vivir la existencia desde diferentes ángulos que nos completan.

El ruido de fondo del río me recuerda que estoy en el ahora y camino hacia él. En el lecho, me refresco y siento el gozo de la vivencia del instante. Un ruiseñor me regala su trino y agradezco profundamente estar en ese lugar sagrado y divino, que desprende magia en cada muestra de su ser.

La brisa matutina entra en mis poros y juega en la superficie de mi piel. También penetra en cada hueco de la tierra, en cada rendija entre planta y planta y, en cada movimiento de su danza, doblega a la vegetación que, ligera y dócilmente, se rinde a ella. 


Agradezco infinitamente presenciar el nacimiento del nuevo día y me incluyo en ese estallido de vida que ahora se despierta tras el letargo de la noche. Me siento a meditar ante el río y me imagino deshacerme en el agua y fluir y ascender por ella río arriba hacia la cumbre de las montañas. En la cima, me convierto en nieve y cada copo cae sobre los corazones de los hombres y les aporta dicha, entusiasmo y alegría en una chispa inicial que viene a bendecir al mundo.

Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e imagen inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Pastel 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

La magia de la vida y de las hadas (parte 3)

Abrirse a la magia de la vida es asentarse en lo sencillo, en lo auténtico y saber reconocer lo sublime y lo bello en lo cotidiano que nos rodea. La magia de la vida nos invita a adentrarnos en el momento presente, a detenernos en él y a centrarnos en lo que estamos haciendo.

Cuando vivimos en el ahora, nos dejamos llevar por el cauce de la vida y sabemos mantener la serenidad, la fe en nosotros mismos, la flexibilidad y la aceptación necesarias cuando las cosas no salen como hemos planeado.

La magia del momento presente nos invita a tomarnos la vida sin tantas prisas ni exigencias, a aceptarla como un juego, como una aventura a nuestro favor más que como una competición para demostrar ser el más fuerte. A veces conviene saber retirarse a tiempo y otras es necesario saber jugar nuestras cartas y defender con firmeza aquello en lo que creemos. Si hallamos el punto de equilibrio en cada situación y poseemos un criterio de justicia, paciencia y madurez, construiremos los pilares de una decisión sabia.

Esa misma magia es la que nos empareja con el positivismo, con el optimismo y con la dulzura del preciado y valioso momento presente, aquél que puede presentarnos un emocionante reto o un instante de tranquilidad y aquél con el que fluiremos con intensidad, con seguridad, estando plenamente sumergidos en él pues no retornará. Una excelente opción es vivir sin rencor, soltando el lastre del sufrimiento, habiendo perdonado y sintiéndonos libres por ello. Sin embargo, el perdón resulta más fácil cuando ha pasado un período de tiempo en el que somos capaces de encontrar la objetividad y la perspectiva necesarias para integrar la nueva lección que nos regala aquella experiencia que nos causó dolor.
 
El estado natural de la transitoriedad de las cosas nos enseña a recrear y potenciar lo positivo, si nos sentimos bien, y si nos sentimos mal, a analizar las causas de nuestro malestar interior para encontrar alternativas y adaptarse a las nuevas circunstancias o bien plantearse un cambio, si las circunstancias resultan insostenibles. Tratar de controlar y de poseerlo todo nos abrirá las puertas del sufrimiento.

La magia de la vida nos conduce a la paz interna, aquella en la que dejamos de criticar y de generar conflictos y provocar la solución incluso desde una visión en la que sabemos ver la paradoja como algo que puede llegar a complementarnos. En este sentido, la magia y la sabiduría de la vida nos confiere una mayor comprensión de las cosas desde una postura claramente más humana.

La magia de las hadas nos ancla en nuestros sueños pero vividos desde el ahora pues el mejor sueño es el momento presente y por eso no debemos sentirnos esclavos de la proyección hacia el futuro y la dependencia de los resultados en que pudieran encasillarnos y limitarnos nuestras expectativas y deseos. Así pues, podemos empezar a ser felices desde el día de hoy y no condicionar nuestra felicidad meramente a lo externo.

Un consejo que nos dan las hadas es que podemos celebrar la vida que borbotea en nuestro interior y valorar las agradables y placenteras sensaciones que nos transmiten cosas tan simples como la calidez de la mañana, la frescura de la brisa, el relajante sonido del vaivén de las olas o el resplandor de la luna en la noche.

Podemos exteriorizar nuestro potencial, brillar con nuestra propia luz y experimentar la plenitud. Sólo es necesario abrirse a la vida con sinceridad y creyendo más que nunca en nosotros mismos y sobre todo, ser humildes pues es importante saber reconocer los propios errores y no mostrarse vanidoso o egoísta ante el éxito personal o profesional pues el mayor éxito es saber ser cada día mejor persona y nutrir con amor nuestro interior y nuestro entorno. 
 
Autora texto e imagen: María Jesús Verdú Sacases
Texto e imagen inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica imagen: pastel blando 

sábado, 5 de septiembre de 2015

La estrella de agua del hada


Mi hada,
apareces tras tu estrella de agua
en la cual fluyen
los momentos de magia
en un curso sereno de luz y de gozo
como una bendición
salpicada por gotas de rocío
al amanecer.
 

Florece tu mirada
en las estrellas,
reinas del Universo,
que reposan en mis sueños
y en la infinitud de la emoción,
aquietada en mi almohada
y en el silencio de la noche.


Me brindas tu paz
como un don
otorgado por tu aliento
de generosidad,
que sopla en un nuevo atisbo de cambio
y me abre el camino
del sabor a libertad.

Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases 
Técnica ilustración: Pastel blando y lápices de colores
Texto extraído de mi libro de descarga gratuita: Poesías de Hadas y Ángeles de Bubok Editorial

lunes, 31 de agosto de 2015

Intuye a tu hada...



-Poesía XXXXIX-

En el fondo de tu ser hay un hada,
que permanece paciente
a que sientas sus alas
y tu corazón se eleve con ellas.

En el fondo de tu ser hay un hada,
que observa sin juzgar tus emociones,
transmitiéndoles luz
para que florezcan
y te entregues al instante,
liberando al viento
lo que ya no eres.


En el fondo de tu ser hay un hada,
serena y calma,
como el agua del lago,
y te pregunta
si deseas bañarte
en las aguas del momento presente,
sintiendo su frescura
con tal intensidad
que tu sonrisa y la del Universo
presencien tu renacimiento.


Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases 
Técnica ilustración: Pastel blando y lápices de colores
Texto extraído de mi libro de descarga gratuita: Poesías de Hadas y Ángeles de Bubok Editorial

domingo, 16 de agosto de 2015

Tu hada te susurra hoy...

        Provengo de un reino azul donde el mar se zambulle en el cielo y los veleros surcan las olas cuya estela de espuma nos guía en un camino de deseos y de estrellas.
Los árboles susurran murmullos de besos arropados de dicha y de ternura, mientras los pájaros se posan en el amor de los corazones, resueltos a engalanar el mundo de nuestras emociones, a la vera de pensamientos nobles que se deslizan en el manantial de nuestra alma, rumbo hacia la profundidad de nuestros más sinceros sentimientos, corriendo en dirección a lo mejor de nosotros mismos.

Imagen registrada*
Mi reino rebosa de belleza y de perfección interior pues se arropa bajo lo divino y lo sublime del Universo, desde esa percepción que sólo puede apreciarse con la intuición, el vínculo y el valor que concedemos a la esencia de las cosas, ese aspecto que nos lleva a sentir la autenticidad de todo lo que nos rodea y que vivimos como el mejor de los regalos desde una actitud de compromiso y de respeto por la magia, la luz y la integridad de nuestro entorno, tan ligero que las nubes se descuelgan para reposar en el valle de nuestras ilusiones y arremolinarse en la imaginación de nuestros mejores sueños.
Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Técnica ilustración: Pastel blando y lápices de colores

domingo, 19 de julio de 2015

La completitud

La completitud es la certeza o sensación de sentirnos en plenitud, en fluidez con el ahora y de tener la convicción de dar lo máximo o desarrollar plenamente nuestros talentos o habilidades. Nuestra atención se centra en el instante y desde allí se abre un espacio desde el que simplemente somos nosotros mismos y emprendemos nuestras acciones con asombrosa perfección y agilidad, por ejemplo, en artes como la narrativa, el deporte o el dibujo. Resulta como si nuestras musas nos inspiraran o nos instaran a cumplir nuestros sueños u objetivos para plasmarlos en la realidad presente. Desde este estado de conciencia, las distracciones ya nos influencian y resulta imposible sentirnos desorientados pues nuestro propio ser, nuestra conciencia lúcida y despierta nos guía paso a paso para cumplir con nuestros compromisos y metas. 

La inspiración afluye a nosotros como la sangre que corre por las venas y nuestra intuición está más activa que nunca. Por eso, nos nutrimos de la fe en nosotros mismos y el creer en nosotros nos hace fuertes, esforzarnos, ser perseverantes y superar los obstáculos, vencer los miedos, a esas ilusiones que nos hicieron creer errónemente en algo equivocado y que ahora ha caído. Ahora estamos más cerca de la verdad y nos conocemos mejor por eso nuestra realidad ha cambiado para mejor. Es como si nuestra vida se hubiera transformado en un cuento de hadas y nosotros hemos escrito y protagonizado ese cuento.
Imagen registrada*
 

Autora texto e imagen: María Jesús Verdú Sacases
Texto e imagen inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual    
Técnica ilustración: Acuarela