Caminar en bendición según las hadas es sentirse en unidad con la vibración del agradecimiento por todo lo aprendido y por todo lo que se extiende ante nosotros. Cada paso del camino es tan bendito que es como si las rosas aparecieran allá donde otros sólo ven espinas, ciegos ante el manto de luz divina que nos insufla vida cada día.
Caminar en bendición es percibir el aroma del hogar, encontrar nuestro lugar, sabiendo encajar en el tablero de la vida y jugar libres de expectativas la partida, convencidos de que nuestro propósito nos llevará a donde nos corresponde, por tanto, no vamos a asustarnos sino a dejar que todo sea, eso no implica resignación, abnegación o adoptar el rol de víctima sino el asumir las consecuencias del ahora, intentando aportar lo que nos revela el corazón.
Caminar en bendición es agradecer hasta lo mínimo o minúsculo, reconociendo su lugar en el instante. Caminar en bendición es saber que incluso las cosas se manifiestan antes de pedirlas, como si el Universo adivinara con antelación lo que vamos a necesitar.
Caminar en bendición es contemplar la magia del ahora, esa luz sublime y sabia que nos rodea con su halo amoroso y, de forma sutil, adormece nuestros miedos hasta que caen por sí solos.
Caminar en bendición es descubrir que el mejor milagro es sentirse bendecido por el mero hecho de estar aquí y ahora.