Me olvidé de mí misma y de mi vínculo con la naturaleza
en un mal sueño
por los susurros de los brujos y la palabrería de las hechiceras
hasta que una estrella fue salpicada por mis lágrimas
y me recordó el amor que nos une
a todos aquellos elementales
con la Madre Naturaleza.
El universo desprende rayos de luz,
coronados de felicidad eterna,
proyectados desde el infinito
hacia la esencia
de todo cuanto vive
en el latido de cada corazón.
La magia nunca nos abandona,
aunque perdamos la fe y la dirección,
perdidos en el camino de la tristeza.
Palabras auténticas brotan desde dentro
en el proceso de escucha interna
hacia un nuevo inicio.
Un comienzo desde el autoconocimiento
que nos brinda la lectura del ser
a partir del sentimiento
del encuentro interior.