Emociónate
con la belleza natural del paisaje. Con su fauna y con su flora. Tanto
las plantas como los animales salvajes obedecen a la pauta de libertad
de ser. La naturalidad fluye en cada gesto del reino animal y vegetal y
la presencia en su estado genuino gobierna su realidad.
La
ligereza de las mariposas y la belleza de su cuerpo, atrae nuestras
miradas y nos hace brotar las lágrimas pues el vuelo de las mariposas
las conduce a una unión sutil con la fuerza de los cielos. El verdadero
tiempo vivido en plenitud es aquél en el que se llora de felicidad. Es
entonces cuando se puede sonreír y llorar a la vez y cuando se produce
una integración de los opuestos, un acto subliminal que sólo se consigue
desde la perspectiva de la dualidad.
Y
es, precisamente, en esas lágrimas producto de la emoción de elevada
felicidad y reconocimiento que nos produce un momento concreto, cuando
nos rendimos a la magia de ese momento que ha conseguido atraparnos en
su divinidad.
Sigue
caminando sin prisas por el sendero de la vida y conocerás cada vez más
profundamente su fluir. Conocerlo es sentirlo y asombrarse ante esa
grandiosa aventura que implica adentrarse en él.
Podemos
establecer un lenguaje implícito e incondicional con los animales y las
plantas. Es un lenguaje asombroso y cautivador, tan limpio que carece
de juicios condicionantes y limitadores al menos por parte de las
plantas y los animales. Y, si algún humano es capaz de interactuar con
ellos de forma imparcial, entonces ambas partes están poniendo en
práctica la mente neutral, aquella que nace de la paz y la libertad de
un ser que se ha desperezado y que respira en nuestro corazón.
Mira
a las plantas y a los animales con el corazón y preserva su existencia y
su entorno. Estas creando dharma sin saberlo y protegiendo y amparando a
otros reinos que en un futuro van a favorecerte. Pero hazlo porque te
lo pide el corazón, sin pretender nada y la ayuda te llegará, cuando no
la esperes.
Porque
cuando nada se espera, llega el milagro. Desprendida de toda intención
interesada, actúas de forma honesta y te conviertes en bendición
personificada, el luz humana iluminando el corazón divino, en mensajera
de los ángeles, hadas y elfos a los que perteneces.