miércoles, 31 de octubre de 2012

Discurso de la Guardiana de la Luna (2)

Emociónate con la belleza natural del paisaje. Con su fauna y con su flora. Tanto las plantas como los animales salvajes obedecen a la pauta de libertad de ser. La naturalidad fluye en cada gesto del reino animal y vegetal y la presencia en su estado genuino gobierna su realidad. 
 
La ligereza de las mariposas y la belleza de su cuerpo, atrae nuestras miradas y nos hace brotar las lágrimas pues el vuelo de las mariposas las conduce a una unión sutil con la fuerza de los cielos. El verdadero tiempo vivido en plenitud es aquél en el que se llora de felicidad. Es entonces cuando se puede sonreír y llorar a la vez y cuando se produce una integración de los opuestos, un acto subliminal que sólo se consigue desde la perspectiva de la dualidad. 
 
Y es, precisamente, en esas lágrimas producto de la emoción de elevada felicidad y reconocimiento que nos produce un momento concreto, cuando nos rendimos a la magia de ese momento que ha conseguido atraparnos en su divinidad. 
 
Sigue caminando sin prisas por el sendero de la vida y conocerás cada vez más profundamente su fluir. Conocerlo es sentirlo y asombrarse ante esa grandiosa aventura que implica adentrarse en él. 
 
 
Podemos establecer un lenguaje implícito e incondicional con los animales y las plantas. Es un lenguaje asombroso y cautivador, tan limpio que carece de juicios condicionantes y limitadores al menos por parte de las plantas y los animales. Y, si algún humano es capaz de interactuar con ellos de forma imparcial, entonces ambas partes están poniendo en práctica la mente neutral, aquella que nace de la paz y la libertad de un ser que se ha desperezado y que respira en nuestro corazón. 
 
Mira a las plantas y a los animales con el corazón y preserva su existencia y su entorno. Estas creando dharma sin saberlo y protegiendo y amparando a otros reinos que en un futuro van a favorecerte. Pero hazlo porque te lo pide el corazón, sin pretender nada y la ayuda te llegará, cuando no la esperes. 
 
Porque cuando nada se espera, llega el milagro. Desprendida de toda intención interesada, actúas de forma honesta y te conviertes en bendición personificada, el luz humana iluminando el corazón divino, en mensajera de los ángeles, hadas y elfos a los que perteneces.