viernes, 24 de junio de 2011

Las Hadas del Alma


Érase una vez una joven renacida a quien el destino situó frente a una entrada en el bosque donde había una mesa con un mantel de algodón y una taza de café humeante. Aunque la mesa estaba en el suelo, parecía que estuviera suspendida en el aire pues un halo de luz profunda y luminosa la rodeaba y la transformaba en etérea y ligera.

La joven no pudo resistir la tentación de sentarse a la mesa y tomarse esa deliciosa taza de café. Cuando lo hizo, se vio envuelta en su propia luz del alma la cual era rodeada a su vez por un arco iris de colores. Miles de hadas presenciaban la escena. Sin duda, la joven había accedido al reino de las hadas y la mesa y la taza de café habían sido la puerta de acceso a la dimensión hadada.

La luz del alma de las hadas era perfectamente visible y aportaba un halo de belleza a esa dimensión grácil, sutil y apacible.


Las hadas le explicaron que la habían atraído hasta allí para enseñarle una lección. La luz del alma suele resultar invisible a los humanos, sin embargo, siempre ha estado y está allí y es la que les conduce a cumplir su misión, si el corazón está apaciguado y el alma asume su papel de conductora en los pasos de la vida.


Las hadas también le contaron que el arco iris de colores simboliza las distracciones que sumen al humano en la confusión y la distracción para que, de esta manera, desoigan los llamados del alma. La distracción puede ser una luz de colores, una falsa promesa u otorgar un papel predominante al ego separatista y devorador, entre otras razones. La distracción siempre estará ahí, envolviendo al alma, pero el secreto reside en abrirle los ojos al alma y estar alerta a su voz y luz interior, independientemente de lo que la rodee.

La voz y la luz del alma manifiestan nuestra grandeza y convierten cada paso en un milagro del camino y, a todo aquello que nos llega, en un preciado regalo.

Las hadas permitieron que la joven pudiera ver la perfección de la luz de su alma y ésta quedó tan maravillada que no entendió como tanta belleza pudiera haberle pasado inadvertida hasta entonces por lo que les prometió a las hadas que a partir de ese momento no iba a olvidar el regalo de la vida que le había sido encomendado por su alma: sentirse a sí misma como el más preciado de los dones.

Safe Creative #1106249532575