jueves, 22 de marzo de 2012

Los maestros invertidos según las hadas


Los maestros invertidos son aquellas personas que se cruzan en tu camino y que con su ejemplo te enseñan lo contrario a lo que debes aprender. Por tanto, si son diestros en el arte de la mentira, aprende sinceridad o sin son hábiles en el arte de la hipocresía, aprende autenticidad. Marcarles límites y mantenernos firmes en su osada actitud sin caer en su juego será nuestra mayor baza y nos conectará con nuestra seguridad y autoestima. Sin embargo, la presencia de un maestro invertido implicará paciencia por nuestra parte pues a veces su comportamiento es seguido por los demás o el cambio no siempre depende de nosotros en el preciso momento que vivimos la experiencia. No debe hacernos sentir mal el no estar de acuerdo con un maestro invertido y con los que aparentemente se les muestran sumisos.

Los maestros invertidos también son maestros que te muestran tus partes vulnerables, de las que quizás no eres consciente, aquellas que debilitan a tu ser y que precisan de tu transformación emocional para que emerja el ser auténtico y fuerte que eres. Por tanto cuando en tu vida tengas autenticidad o sinceridad, la valorarás más pues habrás conocido el lado contrario de la balanza gracias a ellos. Esto te permitirá conocer mejor tus límites y también tus fortalezas y ayudar a quienes estén pasando por tu misma experiencia.

La mejor arma de los maestros invertidos es el dolor que te causan con su comportamiento pero una vez gestionado el sufrimiento, la mejor lección que ellos nos dejan es que ante el odio o el resentimiento es mejor el perdón y el olvido: olvidarnos de quienes nos hicieron daño para apostar por el amor por la vida y por nosotros mismos. Podemos dejarlos libres una vez aprendida la lección y seguir nuestro camino, dejándoles atrás. Perdonar es un sentimiento de libertad interior en el que soltamos lastre y le damos un nuevo rumbo a nuestra vida. El perdón nos abre a la tolerancia y a la comprensión. Seremos capaces de comprender, aunque nuestros valores y dignidad nos impidan compartir lo que un maestro invertido nos enseñó con su actitud. Aceptar la realidad no significa necesariamente resignarnos a ella.

Con el perdón, los maestros invertidos habrán quedado atrás y también sus seguidores. Habremos dejado de alimentarles el ego y ellos mirarán en otra dirección allá donde haya quienes les nutran emocionalmente. Nosotros ya no seremos su alimento pues una vez integrada su lección, nuestra vibración habrá cambiado y ya no será pareja a la suya. Vibraciones similares se atraen, pero vibraciones opuestas se repelen a no ser que tengan pendiente alguna cuestión kármica, entre otras posibilidades.

Un maestro invertido es incapaz de reverenciar el momento o de recrearse en el milagro de la vida, en la bendición de vivir cada minuto o de dejarse llevar por un corazón enternecido ante la belleza del entorno y de los aspectos de quienes nos rodean. Lo sublime les pasa por alto, por tanto, su presencia es un aviso de las hadas para que aprendamos a desplegar nuestra propia magia para reconocer la luz en lo que vemos pues un maestro invertido está tan ciego que no sabe donde está. En cada flor, en cada niño, en cada elemento que está cerca de nosotros hay un pequeño Dios que al igual que nosotros ha venido a aprender y la sabiduría de su espíritu va a enriquecernos, si le abrimos el corazón y nuestra intuición nos lo pide. La intuición es esa voz interior que debería de tener tanta presencia como la voz que emana de nuestra boca, pero no siempre es así. Normalmente, ante la presencia de un maestro invertido, una persona intuitiva tendrá una extraña sensación que la alertará.

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