Uriel, me llevas adentro en mis pensamientos,
deseosos de tu caricia serena,
recostada en un remanso de espiritualidad,
que me abre a la paz del alma.
Siento tu luz clara y cristalina
como el borboteo del agua
que vivifica mis emociones
y las impulsa hacia la expansión interior.
Ahondo en el silencio del corazón
y encuentro ese espacio
que tanto me llena
y que me aboca de forma natural
a la serenidad de la conciencia
ante cuya belleza sucumben mis sentidos.
Eres ese lago que acoge mis deseos
y los torna plácidos, sosegados, quietos
como ese sol
cuyos rayos dan calidez a mis sueños
y recorren junto a ellos un camino
trazado desde la mirada de la felicidad
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