domingo, 2 de febrero de 2020

En meditación con los ángeles

En mi corazón late la calma y el silencio. La presencia casi imperceptible de un ángel guardian me abraza y me dejo caer. Una sensación de intimidad y de calidez me embargan. Sus alas me rodean. 

Una brisa de luz me acaricia la mejilla. Me siento ligera, en paz. Aquí no hay nada incorrecto. Todo es cristalino, sosegado, puro. En este lugar divino tomo conciencia de la necesidad de amar el presente en mi vida humana y de la responsabilidad de comulgar con cualquier rescoldo de luz del camino, aunque me resulte oculto a simple vista y, por supuesto, de enfrentar las sombras con paciencia y serenidad, aprendiendo y rectificando a cada paso. 

El alma nos empuja a dejarnos guiar por el corazón. Si no escuchamos sus señales, no llegaremos a conocernos a nosotros mismos. Habremos desperdiciado nuestra existencia. Nuestra luz debe brillar en la Tierra.

Reconoce tu luz y déjala ser. Persevera.


Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Técnica ilustración: Pastel
Licencia de Creative Commons