Mi hada,
apareces tras tu estrella de agua
en la cual fluyen
los momentos de magia
en un curso sereno de luz y de gozo
como una bendición
salpicada por gotas de rocío
al amanecer.
Florece tu mirada
en las estrellas,
reinas del Universo,
que reposan en mis sueños
y en la infinitud de la emoción,
aquietada en mi almohada
y en el silencio de la noche.
Me brindas tu paz
como un don
otorgado por tu aliento
de generosidad,
que sopla en un nuevo atisbo de cambio
y me abre el camino
del sabor a libertad.