sábado, 30 de mayo de 2009

A mi marido...



Me enamoras cada día
con tus palabras y tus susurros,
mientras me encierras
en tu sueño de infinito amor.

Besas mi alma, mis corazón, mis ilusiones,
los maceras y los fortaleces
con la ternura
que brota de tu ser
y con ese soplo
de confianza y de certeza
que depositas en mis actos.

Agradezco que mi mayor bendición
sea compartir los primeros
rayos de sol contigo
cada mañana.

Texto inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual