Mi hada de destellos para tí
Érase una vez una estrella que se escapó del corazón de un ángel y siguió su misión incondicional de derramar su luz de amor sobre todos aquellos que la contemplaran en el cielo infinito de cada noche estrellada.
Aquellos que la sabían reconocer, sentían como ese halo luminoso les llenaba de alegría y sus destellos reavivaban sus ilusiones. Gracias a ella aprendieron a apreciar como su movimiento centelleante les desvelaba los secretos para despertar a la felicidad y, además, sintieron palpitar su propia energía vital, la cual respondía a esa búsqueda interior, que les guiaba en el camino de la revelación de su propio potencial interno.
Pero un día se dieron cuenta de que en el cielo nocturno había otra estrella justo delante de sus narices, que brillaba mucho más que la que habían encontrado antes y, sin embargo, a pesar de estar tan cerca, nunca la habían visto tan clara como hasta entonces.
Fue en ese momento, cuando se dieron cuenta de que la intensa fuerza lumínica de ese punto de luz, que destacaba por encima de todos los demás, era, en realidad, su propia luz interior de la que ahora tomaban conciencia, tras haberse detenido en ese cálido baño de esa luz plenamente suya y de la cual ahora ellos se nutrían para compartirla e irradiarla hacia otros corazones.
Las Hadas de la Sabiduría, que habitan en los claros de los bosques desde tiempos ancestrales, le susurran a la brisa de tu imaginación que siempre nos fijamos en los demás, pero lo mejor está en nosotros mismos.
Debemos aprender a ser merecedores de nosotros mismos, a detenernos en nuestro silencio y a contemplarnos en nuestro espejo interno, a conocernos a fondo, a penetrar en el valle oculto de nuestros miedos y a liberarlos hacia el cielo, a abrirnos a nuestra certeza interior, a recuperar la fe en nosotros mismos y a recobrar esa luz tan nuestra, que siempre nos ha guiado en el camino de nuestros sueños sin ser conscientes de ella.