Dejas de sucumbir al engaño, a la ilusión de la forma para focalizarte en el interior. Cuanto éste está en equilibrio todo lo que lo refleja es hermoso y puro como un lago. La belleza del alma se posa en tu rostro en el cual quedan aún rasgos de tristeza. La aceptación los borrará y dará paso a la expresión sublime del alma, libre de la prisión de las palabras, atada a la verdad divina que te rige.
Caen con dolor velos de oscuridad que, aunque no lo creas, te despertarán de tu letargo de hace años para verte en el espejo de tu corazón, aquél que clama por ser y por ser escuchado.
Dale voz a tu corazón y no a lo que se tiene la expectativa de que seas. Corta las cadenas de la falsedad y no temas ser y estar. El ahora se convierte, así, en tu fiel aliado y con los pies en la tierra abre las puertas de la verdadera realidad que has venido a experimentar.
Afronta con serenidad las circunstancias y toma decisiones difíciles pero acertadas y sabias. El Universo te apoyará y te enviará a los que con manos diestras extraerán restos que ya no te sirven. Se trata de elementos que te enseñan que la forma no es relevante pero sí lo es lo natural, lo espontáneo, lo que se ha dejado caer para dar paso a una nueva expresión de vida que siempre fuiste y eres. Luces tu piel hermosa y radiante como las estrellas, radiante como tu mirada y tu sonrisa dulce.
Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustración inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Pastel
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