Las hadas nos enseñan que uno de los mayores obstáculos es el miedo y enfrentarnos a él puede significar haber andado un gran trecho en nuestro camino. Luchar contra nuestros miedos nos aportará paz, seguridad y una mayor fe en nuestras posibilidades y capacidades. Vencer el miedo abre caminos prueba de la fuerza de la luz del alma. Dejarse atrapar en miedos es negar la magia de la existencia y la fortaleza que reside en cada uno. A veces al enfrentar un miedo, llegamos a la conclusión de que nos habíamos preocupado demasiado y que vencerlo ha sido más fácil de lo previsto, otras, en cambio, nos convertimos en presa del miedo y otras, simplemente con la firme intención de dar la cara, se nos presenta una solución instantánea totalmente inesperada. Un miedo puede llegar a vencernos una primera vez, pero en una segunda ocasión estaremos mejor preparados y quizás descubriremos alguna faceta sobre nosotros mismos que hasta entonces desconocíamos.
El miedo, como todo en la vida, nos transforma y nos impulsa a conciliarnos con el latido de la vida, con descifrar y compartir el significado de lo que somos y de las áreas en las que podemos manifestar nuestra valía y dejar nuestra particular imprenta. Nos enseña que nos somos débiles sino que somos capaces de adoptar actitudes emprendedoras para manejar la empresa de nuestra vida y sacarle el mayor rendimiento personal, laboral y espiritual en nuestro beneficio y en el de los demás.