sábado, 5 de febrero de 2011
Junto a mi ángel...
Me impregnas de tu halo angélico
y me besas el alma
y me arropas el corazón,
como cuando una madre
acoge a su hijo en el regazo
y le colma de amor y mimos.
Siento el calor de tus alas
como una caricia de paz
que toca el ahora
y le rinde el poder del presente.
Me envuelves de energía
y cierras mis heridas,
mientras tu sanación
me susurra calma
y atrae lo inesperado
y lo sublime
a mi dimensión humana.