Siento el espacio
entre cada pensamiento
y me abro a la belleza
del momento presente
y a su caricia de luz.
Me envuelve en su velo de paz
y me acurruco
en el sentido que otorga
la serenidad
en el transcurso de los días.
La armonía me susurra este cuento:
“Érase una vez una princesa
que se despojó de sus hermosos vestidos
para experimentar el sabor de la libertad.
Así que con sus pensamientos
transformó sus ropajes en alas irisadas
que la llevaron al país de las hadas
donde la esperaban para que las presidiera
el resto de sus días
pues ella poseía un preciado don:
el del desprendimiento o desapego.
A pesar de haber vivido de modo ostentoso,
había apostado por su libertad.
Además, ella era conocedora de las necesidades humanas
pues antes de haberse convertido en hada,
entre cada pensamiento
y me abro a la belleza
del momento presente
y a su caricia de luz.
Me envuelve en su velo de paz
y me acurruco
en el sentido que otorga
la serenidad
en el transcurso de los días.
La armonía me susurra este cuento:
“Érase una vez una princesa
que se despojó de sus hermosos vestidos
para experimentar el sabor de la libertad.
Así que con sus pensamientos
transformó sus ropajes en alas irisadas
que la llevaron al país de las hadas
donde la esperaban para que las presidiera
el resto de sus días
pues ella poseía un preciado don:
el del desprendimiento o desapego.
A pesar de haber vivido de modo ostentoso,
había apostado por su libertad.
Además, ella era conocedora de las necesidades humanas
pues antes de haberse convertido en hada,
había sido una persona
que supo renunciar a todo
en pos de su propósito.
¿Conoces tú el propósito de tu vida?
en pos de su propósito.
¿Conoces tú el propósito de tu vida?
Para tí