jueves, 4 de julio de 2019

El hada y el testigo

Mi hada:

Cierro los ojos, respiro profundo en meditación y percibo que en mi interior no hay nada que yo pueda definir: ligereza, paz, imparcialidad són sólo conceptos que ni tan sólo rozan esa nadeidad, vacía de preocupaciones y de palabras. Sigo ahí, permaneciendo en eso donde no hay nada que mi mente conozca, vacía de ella, libre del apego al mundo. No tengo donde sostenerme pero ese sostén es una necesidad mental, así que la descarto y simplemente permanezco como un testigo impasible de mi mente, que deja en paz y no se inmiscuye en lo observado... lo que observo va pasando de largo, hasta que se esfuma, desaparece. Incluso, tú, hada, pasas de largo, te desvaneces, como mis pensamientos mundanos. 

 

¿Sin el mundo, habría pensamientos? Me centro en ese testigo sin forma, que simplemente presencia, atestigua; pero sin cuerpo, ¿qué clase de presenciador es ese? Y además ¿por qué presenciar la falsedad del mundo, los fenómenos ilusorios y no quedarse desde el principio en el origen, en la verdad de lo que uno es? 
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Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Pastel