Quiero agradecer a Agualuna esta maravillosa tarjeta navideña con la que me ha obsequiado. Ha sido un detalle precioso, querida amiga, y también aprovecho la ocasión para desearos a todos unas felices fiestas y, por supuesto, para agradeceros vuestras visitas a mi blog, pues lo mejor de él: soy vosotros.
Filtras mis sueños con tu luz en una vibración tan divina que parece que esté danzando sobre el techo del mundo.
Tu magia me lleva de la mano en una melodía de paz que inunda mi alma de una infinita sensación de seguridad y fortaleza.
Tus alas se recuestan sobre la cuna en la que dormitan mis pensamientos, reconfortados por el calor de tu canto, ligeros y plenos, convergiendo con tu espíritu libre…
Estoy en una cordillera sagrada, oculta a los ojos del mundo. Si algo me atrapa es una sensación de espíritu libre y de conciencia pura, que me hace sentir en paz e identificarme con quien soy. Me siento en plenitud y en equilibrio con mis emociones en esta pradera, rodeada de montañas nevadas y de un silencio que me abre las puertas del alma. El aire cierra el paso a cualquier destello de preocupación...
La suave brisa rasga la quietud de este paraíso y doblega la vegetación al compás de su movimiento suave y en dirección al norte. Un río cruza el valle y me veo reflejada en sus aguas. En mi rostro descansa ahora la luz de los rayos del sol.
Es un reflejo especial y sorprendente porque me muestra mi ánimo interno. Vislumbro a una figura un tanto despreocupada, que parece estar acoplada a su entorno de acuerdo a sus sentimientos. Sigue su camino, como una alforja como único equipaje y una rosa en su mano sin importarle si quizás en el siguiente paso pueda llegar a caer.
Camina como respuesta a una fase de evolución natural de procesos cíclicos interminables que dominan su existencia, siempre en movimiento y en cada instante no olvida dejarse extasiar por este paraje natural, cuyo encanto admira y siente de tal modo que parece apurarlo con su mirada brillante de emoción. Sin duda, esta figura parece un Loco maravilloso cuya locura quizás resida en seguir enamorado de cada momento presente que se despliega ante él, aunque se trate de un amor sin condiciones, con desapego donde la libertad se muestra de forma natural. Sus ojos resplandecen porque vive en armonía con la energía que lo invita a no detenerse nunca y a dejarse llevar sin agobiarse y sin ataduras. En un gesto espontaneo él me entrega parte de esta energía para manejarla y convertir cada escena en una aventura a mi favor.
Me siento ligera y como si tuviera alas, esta energía cobra vida y me eleva hacia el firmamento, donde me siento en unidad y totalmente conciliada con el equilibro y la sabiduría que rige el Universo.
La belleza y la profundidad inherente a cada estrella y a sus constelaciones, me traslada a un estado de alegría y de éxtasis en el que me siento poseedora de secretos que sólo pueden ser explicados a través del poder de la magia, de la espiritualidad y de la imaginación activa. Ese Loco sigue conmigo y me cuenta que podemos trasladarnos hacia donde nuestros sueños nos guíen, siempre y cuando la luz del corazón y de la esperanza prenda en nuestras ideas, poderosas y fuertes, cuando somos capaces de imprimir en ellas el poder de nuestra fe y de nuestros pensamientos claros y elevados. Son esas expectativas y firmes creencias las que tienen la llave de cualquier sueño...
Érase una vez una mariposa que no podía volar, por más que lo intentaba le resultaba imposible, sus alas se habían quedado bloqueadas al igual que sus ilusiones. Nada dels hermoso valle donde vivía tenía sentido para ella: ni las flores, ni el riachuelo ni los frondosos árboles.
Se sentía tan frustada que ni tan siquiera tenía fuerzas para volar sin rumbo, simplemente, había dejado de volar y empezó a llorar pues había dejado de sentirse libre. Pero un hada recogió sus lágrimas y le prestó sus alas para que la mariposa emprendiera un nuevo camino en su vida y siguiera volando y sintiendo la agradable sensación del roce del aire en el cielo de las montañas. La mariposa quedó tan agradecida que nunca dejó de creer en las hadas ni en sí misma.
Es un ser lleno de luz y de belleza interior, predestinado al éxito, parece un ángel que ha nacido para descubrirse a sí mismo e implementar su potencial interior en el mundo.
Está predestinado a ser aquello para lo que nació y a demostrar el poder de su fe, de sus habilidades y de esa paz especial que ilumina su alma y su mirada.
Merece la oportunidad de ser él mismo, de desplegar el encanto de su magnetismo e ir sembrando el camino de sus sueños en forma de acciones y de huellas ancladas en el momento presente.
Esa criatura merece ser tocada por el corazón de un hada...
Revoloteas en mi corazón, entorno a mis emociones, bañadas de tu luz de ilusión, mientras permaneces espectadora de mis pensamientos inquietos.
Me muestras mi alma y me reflejo en su espejo donde me veo en plenitud.
Desde el silencio contemplo mi espectáculo interior, cuando tus alas se despliegan y una sensación placentera nutre cada latido y abro los ojos y te siento presente...
Los ángeles me arropan y filtran su luz en mis emociones y las siento ligeras, completamente en paz.
Los ángeles acarician mis pensamientos con tanto amor, que mi alma tiembla de emoción.
Los ángeles extienden sus alas en un movimiento de equilibrio y de seguridad, que se deposita suavemente en cada experiencia del día cuyas puertas permanecen abiertas para siempre a los seres de luz.
Me riegas con tus besos y me bañas con tu amor y tu ternura en un manantial donde fluimos serenamente.
Caminamos en un sendero de ilusión donde las nubes se han postrado en el suelo y lo han reblandecido.
Así que nos tumbamos en ellas y nos perdemos en ese olor a cielo...
Nos vemos soñando en dirección a las estrellas y seguimos el movimiento cíclico de la vida, transformándonos y cambiando en la evolución de nuestros días juntos, siempre a tu lado, pronunciando tu nombre.
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Del corazón de una estrella nació una musa que se posó en los pensamientos de un aprendiz de hada. El aprendiz de hada había deseado por encima de todo llegar a ser una verdadera hada. Sin embargo, empezaba a dudar... Su magia todavía no producía efectos ya que le faltaba alcanzar la paz de espíritu producto de la seguridad y de la confianza en uno mismo.
Así que la musa le susurraba que aprendiera a sentirse en unidad y a conciliarse consigo misma y, por supuesto, a no tener miedo a algo tan sencillo como ser ella misma. A veces es mejor escuchar al propio silencio interior que al ruido que hacen las habladurías de los demás.
-Si te escuchas a ti misma, encontrarás la fuerza para creer en ti –le dijo la musa.
Desde hacía algún tiempo los comentarios despectivos hacia el potencial del hada por parte de algunos brujos y hechiceros, le habían hecho desistir de sus objetivos, desalentándola de sus intenciones…
Pero la revelación de su musa le hizo reaccionar, así que voló hacia arriba, con tanta energía que llegó al sol y desde la calidez de sus rayos, la musa le susurró al oído:
-Estás preparada para afrontar tu propósito y llevarlo a cabo con coraje-.
En ese momento, el sol le mostró su amor incondicional y la llevó hasta la estrella de la cual nació la musa:
-Yo nací aquí-le confesó-. Y tú también, aunque no lo sepas-, le confesó la musa-. Así que entra en tu estrella y aprende a verte tal como eras en tus orígenes, antes de que las energías negativas de otros te bloquearan. Penetra en tu autenticidad y muestra al mundo tu potencial para ayudar a los demás.
El hada se adentró en su estrella. La percibió como si, en realidad, se adentrara en sí misma, y se reflejó en el espejo de luz de su estrella. Vio a un ser tan hermoso -era su ser interior-, que se preguntó cómo había podido ocultar durante tanto tiempo su belleza interna…
Así que el hada dejó de convertirse en un aprendiz para convertirse en una verdadera hada, que junto a su estrella y la inspiración de su musa, desarrollaron rituales mágicos que conmovieron al mundo y al universo…
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Érase una vez un artesano que trabajaba de sol a sol para poder mantener a su familia. Apenas dejaba su mesa de trabajo movido por el sincero interés que imprimía en su tarea y por el amor que sentía hacia los suyos, quienes vivían de su escaso salario. Tampoco disponía de mucho tiempo para dedicarse a sí mismo y para poder compartirlo con los suyos y ni mucho menos podía permitirse el lujo de poder sentir la brisa de la mañana deslizándose en su rostro, pues siempre estaba encerrado en su taller artesanal.
Sin embargo, en lugar de lamentarse por su situación, él bendecía cada minuto que podía emocionarse con cada una de las bellas piezas que esculpía y que después vendía para poder mantener a los suyos. Adoraba a sus hijos y a su encantadora esposa, que siempre le servía un plato caliente en cada comida y le dedicaba la mejor de sus sonrisas. Nunca le reprochaba nada y sus hijos tampoco. Y aunque eran pocas las horas que podía brindarles, él se sentía agradecido por cada instante que la vida le regalaba junto a ellos pues el calor familiar le aportaba una confianza y seguridad únicas.
-En verdad, mi mejor obra es la familia que he creado – se repetía cada día el artesano.
Durante su agotadora jornada, miraba por la diminuta ventana cuando salía el sol al amanecer y cuando se ponía. -¿Cómo será sentir sus rayos al aire libre, en libertad? - se preguntaba y seguía trabajando y trabajando…
Un día una chiquilla pobre de aspecto desaliñado llamó a la puerta de la humilde casita donde vivía la familia y el artesano le abrió la puerta. -¿Podría darme unas monedas? – preguntó al artesano. -No - le respondió –. Apenas tenemos para subsistir, pero quédate a comer. -Por supuesto – asintió complacida su esposa. Así que la chiquilla entró… y cual fue la sorpresa de la familia cuando descubrió su hermoso rostro, bañado de luz. ¡Era el rostro de un hada!
-Soy esa luz que miras de sol a sol, la luz de tus sueños y de tu fuerza de voluntad, la luz de la ilusión que imprimes en cada momento. Esa luz de humildad y de agradecimiento que ves al salir y al ponerse el sol y que hace que en lugar de quejarte, aprendas a reconocer lo sublime de cada momento: algo que escapa a los demás... -Soñé contigo la otra noche… musitó el artesano. -Sí –le dijo el hada-, era mi aviso y he venido a buscarte a tu familia y a ti para llevaros al Bosque Encantado, aquél en el que el sustento que necesitan los tuyos aparece de forma natural cada día, como la brisa de la mañana y la luz del sol, que tanto deseas sentir… Esa brisa y esa luz de tus sueños, aquellos que tú tan sabiamente y pacientemente sabes crear y compartir con humildad y bondad: esta es mi magia para ti.
Érase una vez un conejito que se encontraba muy afligido. El Hada del Bosque se le apareció y le preguntó porqué lloraba y él respondió:
-Mira en lo que se ha convertido mi bosque, en cenizas. Un incendio lo ha arrasado todo. ¿Dónde empezaré ahora de nuevo?
En ese momento empezó a llover y un hermoso arco iris desplegó sus colores en el cielo.
-Conejito, llega hasta el arco iris y encontrarás tu nuevo hogar. Una hermosa madriguera está ahí esperándote.
Así que el conejito corrió y corrió pero nunca llegaba hasta el arco iris. No paraba de llover y los colores del arco iris siempre resplandecían y embellecían el cielo, pero el conejo nunca llegaba, viéndose obligado a dormir durante las noches a la intemperie. Por la mañana, el arco iris volvía de nuevo, pero no servía de nada porque el conejito nunca conseguía tocar sus colores. Así que se desanimó y lloró de nuevo pero el Hada del Bosque le pidió que secara sus lágrimas y que no cejara en su empeño.
En su camino conoció a una mariposa y a partir de entonces siguieron juntos su camino. El camino se le hacía más llevadero junto a su nueva amiga. Pero llegó un momento en que ambos se sintieron realmente agotados y fue entonces cuando descubrieron que los colores del arco iris se reflejaban en sus cuerpos: ¡por fin hemos tocado el arco iris! La felicidad sustituyó al cansancio y tras atravesar la cortina de colores, se abrió ante ellos un telón mágico que les mostró el Bosque Encantado.
El Hada del Bosque les susurró que ella protegía con su magia a este bosque cuyos animalitos vivían rodeados de seres de luz que siempre velaban por ellos, para que nada indeseable penetrara en él y que desde ese preciso instante el Bosque Encantado tenía dos nuevos habitantes: el conejito y la mariposa.
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Se deslizan mis pensamientos en los rayos de luz que emanan de tu ser y se filtran en el lago interior que yace en nuestros corazones al abrigo del alma.
Uriel, me disuelvo en tu calma, en esa sensación de ligereza que se aposenta en cada experiencia, transformándola en plena y feliz.
Sopla la brisa en dirección a la serenidad que todo lo envuelve en tu manto de estrellas, presidido por la noche, cuya inmensidad me traslada hacia ese infinito, que nutre mis sueños en libertad y en paz conmigo misma.
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Quiero agradecer a Carmen del blog Arte, papel y tijeras el hecho de que haya publicado en su creativo y adorable espacio virtual una poesía mía inspirada en las hadas.
Créeme, Carmen, tu detalle me ha llegado al alma ... Las imágenes que has elegido transmiten a la perfección lo que yo expresé con palabras. Es como si le hubieras dado vida a mi poema. Una vez más, gracias.
Uriel, me acurruco en tu luz, mientras me envuelves en tu manto angélico, entre pliegues de amor y de paz, cuando las estrellas se apagan y los primeros rayos del alba empiezan a filtrarse en mis sueños.
Cierro los ojos y me aletargo al compás de la serenidad y el flujo bendito de tu divinidad, que me hace sentir en completa armonía, cuando visualizo tu imagen y me duermo con ella.
Cuento del Hada de la Paz
Érase una vez un aprendiz de hada, un hada humana, que, tras su iniciación en un templo esotérico de luz, recibió el nombre del Hada de la Paz. Al despedirse de aquellos seres que la habían iniciado en la clarividencia y la autoexploración interior, recibió la mejor de las bendiciones: a partir de ese momento ella llevaría de la mano a dos hadas más y a una tercera hadita, que necesitaba más que las demás, la luz que ahora irradiaba del alma de nuestra aprendiz, pues la luz de esta hadita era débil y necesitaba llenarse de ilusión.
Así que ella tomó de la mano a la hadita carente de luz, mientras las otras dos partieron volando tras el Hada de la Paz, quien poseía el don de apaciguar la mente humana y alimentar a los demás con su luz feérica.
Tras ese instante ellas siempre estarían unidas por un vínculo de luz, de modo que la hadita inicialmente sin luz, siente ahora para siempre en su corazón la fuerza lumínica que ahora le ha otorgado el hada humana.
Las tres hadas vuelan para siempre alrededor de su hada humana en un círculo eterno que les brinda protección, magia y orientación en el noble arte de guiar a las personas hacia la conciliación de los pensamientos de la mente con los del corazón.
El Hada de la Paz te dice que uno de los secretos de la felicidad es algo tan simple como conciliarse con uno mismo y con los demás.
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Siento como esa paz interna se posa plácida y serena en mis pensamientos que cobran alas de libertad y de expansión infinita.
Me recreo en cada sentimiento bañado por emociones que se asientan en la plenitud del silencio, cuando el alma se abre ante la vida y se manifiesta desplegando su luz.
Uriel, miro con ilusión ese camino de destellos irisados que recorremos juntos, siguiendo a las estrellas y a luna, que platea el cielo de la noche, cuando nuestros sueños siguen durmiendo y tú velas por ellos.
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Quiero agradecer a Salegna del blog Sacando punta a mis lápices de colores que me haya reconocido como el blog del mes en su bello espacio. Es algo que me ha hecho mucha ilusión.
Gracias, querida Salegna, por las cariñosas palabras que le dedicas a mi humilde rincón de hadas y de ángeles y por haber publicado una poesía mía en este espacio tuyo que ya formará parte para siempre de mi corazón.
Aquí os dejo el enlace, por si deseáis consultarlo:
Uriel, gracias por adentrarte en mis sueños y por aliviar con tu luz sanadora mis noches, llenas de estrellas palpitantes, que impulsan con su latido silente y rítmico la dirección de mis deseos.
Me siento recostada en tu regazo de paz divina, alumbrada por los rayos de tu corazón, bendecida por cada momento en que te percibo aquí.
Me emocionas con bellos mensajes, teñidos de sensibilidad infinita, bañados de ternura, cuando despliegas tus alas y me rodeas con ellas, como un manto de protección que envuelve cada instante con tu mágica presencia.
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Quiero agradecer a Shanty los elogios que le dedica a mi blog y que haya publicado en su espacio virtual Premios y Regalos de Shanty un cuento de hadas mío, que escribí antes de iniciar mis vacaciones. ¡Muchísimas gracias, querida amiga, por tu reconocimiento!
Sigues deslizándote en mis pensamientos y los adentras en el corazón del universo donde me seduce esa infinitud que destila paz y espiritualidad.
Uriel, eres ese ángel guía que se halla ante mi alma y la ve con ojos de ternura para colmarla de serenidad y de dicha.
Hilvanas mis sentimientos con esa luz amorosa como el calor que sienten las estrellas cuando se posan en el regazo de la luna.
Captas la belleza de cada sensación y la trasladas a mis emociones ahora quietas, en el remanso de un mar calmado, que despliega un camino de olas protegido con tus huellas.
Sigo en esa mirada azul que me enseña a adentrarme en mí misma y a seguir la estela de pensamientos que me liberan y me desvelan el camino de la paz mental.
Es desde esa perspectiva que me abres a la inquietud y a la duda con el fin de reencontrarme al final con el sabor de la libertad.
Silencio mi mente y me hallo ante tu imagen envuelta en un halo de belleza tras el cual se esconde el conocimiento que destila tu luz interior.
Esa luz que tanto deseo que se manifieste y guíe mis pasos.
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Emerge la belleza de tu mirada azul de ángel desde las profundidades de la paz del alma y de esas palabras que endulzan el corazón.
El brillo de tu luz destila serenidad en un cauce permanente de espiritualidad y de calma.
Ese mar de olas transparentes se eleva hasta el cielo y se confunde con las nubes hasta tocar el techo del mundo y conformar la unidad que yo siento contigo ahora.
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Me envuelve la ligereza de las alas de la autenticidad que me arropan con la suavidad de esas palabras y embelesan cada sensación en un canto a la ternura.
Sigo el revoloteo de esas alas de luz al compás de pensamientos serenos y centelleantes que me trasladan al corazón de las estrellas.
Halos de magia despejan los horizontes mientras la marea de los océanos se eleva en mi mente y la llena de placenteras corrientes de paz.
Ese es el mar que cubre mis pasos que dejan tras de sí huellas de felicidad y de plenitud...
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Quiero agradecer a Silvia Cristina de Castelar, Buenos Aires en Argentina, autora del blog Amor el maravilloso detalle que me ha tenido de publicarme en su bello espacio virtual una poesía mía.
“Encierra la brisa marina un espíritu que reviste la claridad y la certeza internas como algo natural a aquella paz que nos transmite la belleza del océano.”
Estas son las sabias palabras del Hada del Mar que te aconseja que aproveches el tiempo libre que te ofrecen las vacaciones para poner en orden tus ideas y conectarte con ese sentido de libertad interior que nos traslada a la felicidad y a la seguridad del momento presente.
Esa es una excelente manera de sacarle partido a nuestro potencial y de renovarnos para afrontar con energía los nuevos retos. Es lo que ella nos susurra a través de una Brisa de Emociones que sopla a nuestro favor en nuestro Jardín Interno y que se cuela suavemente en nuestros pensamientos, refrescándolos, vivificándolos y llenándolos de hermosas sensaciones y de serenidad mental. Esa Brisa de Emociones que junto con la calidez del sol nos impulsa a exteriorizar lo mejor de nosotros mismos y cuyos resultados no tardarán en llegar.
Marcho de vacaciones a la costa unos días. Os echaré de menos. Aquí os dejo un cuento, un hada y una rosa para vosotros:
"Érase una vez un pajarillo que se cayó del nido y se perdió en un bosque encantado, allí, desorientado, pidió ayuda pero nadie le escuchó. Las nubes pasaban de largo ante el grito de dolor de sus pensamientos y su piar desesperado. Las ninfas desoían sus lamentos, entretenidas con el sonido del borboteo del agua y jugando con las hojas secas de la orilla, que el viento mecía a su antojo.
Así que el pájaro acabó encerrado en la jaula de sus miedos por el resto de sus días y nunca más vio la luz. Ahora sólo le faltaba esperar el final...
Un día un hada le rodeó con su magia y el pájaro le dijo:
Hace tiempo que deseaba sentir tu dulce presencia a mi lado, tu mirada compasiva y tu rostro sereno.
Hay algo sublime en ti pues me has conmovido con esa esperanza que enternece y da aliento
a mi corazón.
En tu seno albergas la paz, un remanso de calma y de espiritualidad que me abre al silencio y me conduce al portal de la libertad.
El hada quedó tan complacida con estas palabras que le otorgó la ansiada libertad y las alas del pájaro cobraron vida cuando abrió su mente y se dejó llevar...
Me abro a la brisa de las emociones que descansan en la paz de la mente, en la serenidad del momento, en la entrega al ahora que nace del corazón del ser.
Me envuelve la luz del alma en el vuelo de la espiritualidad entorno a una corriente apacible de armonía interna.
Mis pensamientos anclados en el palpitar de la vida adoptan una percepción que irradia desde lo profundo de mi universo de bienestar interior.
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Siento el espacio entre cada pensamiento y me abro a la belleza del momento presente y a su caricia de luz.
Me envuelve en su velo de paz y me acurruco en el sentido que otorga la serenidad en el transcurso de los días.
La armonía me susurra este cuento:
“Érase una vez una princesa que se despojó de sus hermosos vestidos para experimentar el sabor de la libertad. Así que con sus pensamientos transformó sus ropajes en alas irisadas que la llevaron al país de las hadas donde la esperaban para que las presidiera el resto de sus días pues ella poseía un preciado don:
el del desprendimiento o desapego.
A pesar de haber vivido de modo ostentoso, había apostado por su libertad. Además, ella era conocedora de las necesidades humanas pues antes de haberse convertido en hada,
había sido una persona
que supo renunciar a todo en pos de su propósito. ¿Conoces tú el propósito de tu vida?
Una vez más os agradezco cada uno de vuestros comentarios, detalles y premios a mi blog.
Quisiera deciros que vosotros sois la luz y la vida de mi página web http://www.mjesusverdu.com/y de esta Zona Iluminada. Además os confieso que cada una de vuestras visitas es como una nueva sonrisa que añadir a la alegría y a la plenitud del momento presente que estoy viviendo. Así que si algo me halaga es el tiempo que dedicáis a leer mis versos.
Lamento no poder disponer de más tiempo para visitaros con la frecuencia que yo desaría, sin embargo, os sigo llevando en cada pensamiento pues todos vosotros habéis aportado una nueva perspectiva a mi existencia: la de la amistad de vuestros corazones y la de todas las cosas bellas que muchos de vosotros escribís y que tanto me han aportado. Así que, desde mi humilde espacio dejadme felicitaros por vuestro talento y dejarme animaros a que no os canséis nunca de mostrarlo y de compartirlo con el mundo a través de cada una de las lineas de vuestros espacios virtuales.
Os dejo unos detalles para adornar vuestros blogs.