jueves, 14 de febrero de 2019

Sirenas y hadas te anuncian que...

Sientes tal grado de felicidad y de paz que no cabes en ti. 

Bailas con los rayos de sol al ritmo del vaivén de las olas entre sirenas y hadas. Aquí respiras tu casa, tu hogar inmortal, tu puerto de destino. Una vibración que te hace zozobrar preside la escena pero tú sigues adelante con tu danza energética. Ballenas y delfines conversan entre ellos al fondo, en el horizonte lejano y se dejan escuchar por ti. Se acercan y te miran, pero tú tienes la sensación de que sólo existe una mirada.

Imagen registrada en Safe Creative*
 

Siempre te ha gustado el canto o el sonido de delfines, ballenas u otras especies acuáticas. Te sientes profundamente hermanada con ellas y les haces un guiño de complicidad, mientras sigues bailando lentamente, tomando conciencia de cada movimiento y dejándote penetrar por la pureza del instante.


Imagen registrada en Safe Creative*
 

Pero descubres que simplemente todo pasa a través de ti y que no pretendes asir este momento de pura vida sino tan solo presenciarlo conscientemente, libremente y dejarlo ir, si su camino es no seguir contigo. 


Te dejas conducir por algo vivificante, como si fuera un organismo informe, vivo, vibrante, colmado de inmediatez, el cual alienta la vida del Universo, rige sus leyes y que no siempre se comunica contigo con palabras pues proviene del puro sentir.
 
La vida te besa en la mejilla, mientras tus hadas y sirenas se añaden a ese beso de energía que te transfiere la convicción de que todo acompaña a tu propósito, como un niño que es tomado de la mano con amor. 

Imagen registrada en Safe Creative*
 

La flor de sándalo te perfuma y te sonríe esta manaña, mientras se abre al amanecer y te recuerda que tu baile en la orilla debe acabar. Te despides de hadas y sirenas y te diriges a tu casa terrenal, enclavada en un vergel, en un territorio cuya ley es el respeto y el soplo de la pura vida. Se trata de un lugar bañado de inocencia, esa que queda cuando el cerebro se ilumina y el cuerpo se convierte en pura luz. Se trata de un estado de gracia, de dulzura que respiran los niños en sus primeros años de infancia y al que tú has logrado regresar. Desde esta posición todo cobra vida por sí mismo y resulta sencillo.


Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual 
Técnica ilustraciones: Acuarela o Pastel