sábado, 24 de octubre de 2015

La confianza ciega según las hadas

Las hadas nos enseñan que confiar ciegamente puede conducir a desengaño o desilusión sobre todo cuando no sabemos discernir. La confianza siempre debe depositarse en una situación con dosis de realidad. Confiar en una quimera puede acabar confundiéndonos. 

No saber reconocer la verdad o la mentira hasta que es demasiado tarde es un precio que debemos pagar para aprender la lección. Aceptemos la lección serenamente, seamos agradecidos por haber aprendido una cosa más, por ser hoy más sabios que ayer,  aunque al principio eso nos cause decepción o inquietud y desprendámonos o dejemos marchar aquello que debe irse. Hagámoslo en paz. Se trata de una forma de sentirnos más ligeros con nuestro equipaje mental y de tomarnos el tiempo necesario en adelante para ponderar o considerar algo antes de tomar una decisión similar a la ligera. La impaciencia o las prisas suelen llevar a errores, también el dar demasiadas vueltas a las cosas antes de tomar una decisión. El tiempo que debemos tomarnos para resolver una situación debe de ser el necesario, ni poco ni demasiado.


 A veces, cuando alguien nos quita algo, nos enseña a renunciar a aquello y con el tiempo, nos damos cuenta de que aquello no tenía tanta relevancia como nosotros le otorgábamos. A veces, las cosas materiales no son tan valiosas. Cada cual con su conciencia, pues todos acabamos recibiendo lo que hemos dado, esa ley es inmutable.       

No comprometerse con lo prometido o lo que hemos asegurado puede atraer situaciones en las que se resulte perjudicado. Esas situaciones no deben resolverse con la queja o el victimismo sino con la aceptación lo cual no exime de afrontar las circunstancias, si está al alcance de la mano la solución.

Las cosas pueden hacerse de forma sencilla, fácil, fluyendo con el ahora. Tratar de complicarlo todo trae complicaciones mayores o el querer hacer demasiado bien las cosas, esforzarse como manera de forzar una situación a nuestros favor o ser demasiado perfeccionistas conlleva que nos acabemos equivocando. Pero la belleza es que podemos aprender a mejorar.  Aprender a equilibrarse, conocernos a nosotros mismos y no dejarnos controlar por emociones dañinas constituirán herramientas que nos ayudarán poderosamente.  

Autora texto e imagen: María Jesús Verdú Sacases
Texto e imagen inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Pastel blando