martes, 11 de noviembre de 2014

Las hadas y las flores


Las flores ofrecen su belleza al sol.
Abren los ojos con los primeros rayos del alba, 
mientras las hadas las acarician con su vuelo rasante.

Las nubes bañan la vegetación con el rocío matinal
al abrigo de los ángeles del amanecer,
que todavía son custodios de nuestros sueños.

Cada segundo de amor se impregna en el olor de las flores,
que anuncian con su despertar el principio de un día mágico.


Las hadas se congratulan de formar parte de esta celebración
y se unen con su vibración hadada
a la fiesta de la vida en el planeta. 
Rodeadas de flores y de montañas se quedan calladas,
mientras vemos pasar la existencia
sin darnos cuenta de que se escapa
como los duendes, al verse sorprendidos.


Gatean las niñas con sus juegos y palabras inocentes,
mientras sonríen y me observan
y es entonces cuando contemplo en ellas
la mirada pura de los gnomos.

A veces los elementales se asoman 
a través de los niños, de los animales y de las personas honestas
que conservan su corazón infantil intacto.


Desprende este lugar un aroma único
que me induce a sentirme niña
y a bailar con la alegría de esos días
y con los elfos que están conmigo. 

Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustraciones inscritas en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Pastel