jueves, 17 de julio de 2014

Los seres elementales del bosque están cerca de ti

Te adentras en el bosque tomado por el sonido de la suave brisa que descansa en cada rincón. Contemplas a los venados a lo lejos y los sientes como un elemento de protección en tu camino. Te maravilla el contraste del claroscuro sobre el suelo húmedo donde todavía reposan algunas gotas de rocío. La frescura de la mañana te revitaliza y te hace sentir una energía latente y juguetona que te conecta con los gnomos.


A lo lejos ves liebres que corren y te parece como si sobre sus lomos cabalgaran pequeños seres elementales. Estos elementales son vigías de la naturaleza y de las especies animales y también de aquellos humanos respetuosos con la Madre Tierra. 

Sientes como brotan sobre tus pies raíces poderosas y penetrantes que te arraigan firmemente al suelo al encuentro del afecto incondicional de la Pachamama. Has pisado sobre tu madre desde que naciste y nunca la reconociste hasta ahora así que desde este preciso instante le dedicas tu vida como la diosa que ella es. La dibujas con frecuencia y le dedicas preciosas reflexiones que arrastran al público a creer en ella. Ella te ha enseñado a amar al planeta y a sentirte en unidad con el tiempo y el espacio. Esta unidad hace que el tiempo vuele y que seas libre, disfrutando del espacio para ser y estar.

Experimentas el Universo en ti como una vastedad sin límites con el poder de arrojarte al vacío y diluirte en tu vacuidad, tu espaciosidad infinita de regreso al ser. Desde esa dimensión sin forma, te acunas con la vibración del amor y te sientes morir y renacer. 

Emerges de las aguas puras del ser como una sirena embelesada por los arrecifes de coral y comprendes la paradoja de la dualidad. Desde esa posición, accedes a la unidad del alma, a ese despertar que lleva tanto tiempo llamando a la puerta. La aceptación conlleva la disolución de un obstáculo que nos impide crecer. La madre naturaleza acepta todos sus ciclos y a todos los seres a los que nutre y acoge. Ella es la encarnación de los procesos que han hecho cambiar al planeta a lo largo de los años, cualquier interferencia en los ciclos de cambio naturales, tendrá consecuencias devastadoras.

Hoy sientes cerca a los Elfos, esos seres guardianes de los bosques y cauces de agua naturales que tan diestros son en la lucha y en el manejo de la energía. Les besas en silencio y los miras con nostalgia.

La lejanía entre dimensiones te obliga a no ser ahora una más entre ellos, por contra, sientes su cercanía desde la distancia que imponen las barreras del tiempo y el espacio. Nadie te lo ha enseñado pero experimentas una certeza sin lugar a dudas sobre la presencia de los elfos en tu mundo actual.

Una suave lluvia te refresca el alma y te funde con el ser. Sientes un amor por todo que trasciende las palabras y los conceptos y que va más allá de lo humano. 


Las hojas de los árboles se dejan acariciar por el viento y en ese roce descubres un lenguaje particular, el lenguaje del bosque. Él te habla de las hadas, duendes y gnomos sobre los que cada vez sabes e intuyes más.

Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Pastel