sábado, 1 de septiembre de 2012

El Hada de la Sabiduría te desvela...

El Hada de la Sabiduría te desvela tus siete tesoros interiores...

Primero: Encontrarás en ti un poderoso vacío despojado de condicionamientos, prejuicios y opiniones donde reside lo que tú eres y al hallar esta inmensa vacuidad, descubrirás que tú eres el infinito contenedor donde transcurren todos los contenidos y, tú, simplemente, los dejas pasar a través de ti en una actitud de completa entrega al instante. Desde este vacío, que todo lo llena, podrías redescubrir el lenguaje de los animales y de las plantas y sentir una mayor conexión con la naturaleza.   

Segundo: Al desaprender, al deshilar todos los tejidos que han ido conformando tu vida para los que otros te han programado, esperando que respondieras a sus expectativas, tras un tiempo, dejarás de sentirte perdido y desorientado para dar paso a un período de mayor claridad, paz, comprensión, libertad y sencillez. Ese espacio que descubrirás al escucharte y desapegarte es el llamado espacio de silencio, aquél que sólo conquistan sabios y místicos.

Tercero: La quietud de tu mente va a regalarte el conocimiento del amor incondicional, ese amor desasido de conceptos que sólo atañe a lo que es, comunicando a cada uno lo que merece oír (no lo que desea escuchar). El amor incondicional nace desde una actitud fresca que mira todo con ojos renovados, libres de resentimiento, de aquella mirada propia de los que renacen espiritualmente y han dejado de someterse al miedo y al engaño. Ese lenguaje de amor incondicional hará que puedas comprender y entablar diálogo con un niño, una flor, un animal o, incluso, un valle. Vas a poder imprimir tus sensaciones en un lenguaje de amor incondicional capaz de llegar allá donde otros no pueden.

Cuarto: Aunque dejaste atrás a muchos, ahora tienes una familia de amor en la cual todos los miembros os completáis y os enriquecéis mútuamente desde el cariño, el afecto y la amistad de un vínculo verdadero y estable.

Quinto: El instante te conecta con el alma, cuando has aprendido a aceptar y disolver el sufrimiento, comprender lo que te enseñó y no volver a caer en los mismos errores. Mirar el instante te brinda la posibilidad de no escapar a la frescura de la brisa, la humedad de la tierra, el zumbido de un insecto o la grandiosidad de las olas del mar. Mirar el instante te hace notar la ropa bajo tu piel y te hace sentir feliz por el mero hecho de estar aquí y ahora. No necesitas nada más.

Sexto: En cada nueva vida, ampliamos nuestra visión de la verdad y vamos ligando la coherencia entre todas las partes de la verdad aprendidas hasta ir evolucionando hacia un todo, como una madeja de hilo que vamos enrollando hasta haber completado toda la madeja. Ella es la que ha ido hilando el tejido de la vida. Enfrentarnos a la verdad, nos enseña a marcar límites, a descubrir nuestra valía y a llevar a cabo el propósito del alma con perseverancia, paciencia y coraje. Todos aquellos que se opongan al propósito del alma descubrirán que forzar la satisfacción del ego tan sólo comporta sufrimiento, dependencia, infelicidad y aumentar la propia carga de karma.    

Séptimo: En la negatividad puedes descubrir lo que no es Dios y teniendo claro lo que no es, podrás llegar a acariciar su corazón y el de los ángeles. Y si llegas a escuchar su latido, fundirte con ellos para siempre. También podrás encontrar a la divinidad en la belleza del instante y en todo lo sutil y sublime que te muestra la vida como un milagro y una bendición tal de la que hay tanto que aprender, que dar y recibir... Tratarás a la vida como algo sagrado al hacer las cosas por desinterés, por designio del corazón y sin esperar nada a cambio. Los gestos hechos de corazón son los que encierran mayor nobleza y los que provienen de un linaje divino.   
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