viernes, 24 de agosto de 2012

Meditación para expandir el amor


Siento la cercanía de las hadas y esa luz sutil que irradian en dirección a mi corazón y yo, a su vez, lo envío al reino animal y  al reino vegetal para que se les permita ser y vivir en paz. Hacia cada uno de sus integrantes envió la luz recibida de las hadas a mi corazón y la multiplico para que llegue a todos y cada uno de sus seres. Puedo sentir como canalizo ese amor y como ese amor sabe adonde llegar. Desde el lenguaje del amor incondicional todo se sabe y se intuye y se abren canales implícitos de comunicación que crean lazos invisibles pero duraderos y armoniosos.


De los animales y plantas pueden recibirse sabias lecciones, todas ellas bañadas de amor divino, ése que rige su destino y conduce sus ahoras. Los animales y las plantas son unos poderosos anclajes en el ahora y ellos pueden ayudarnos a enraizarnos en el poder del instante, en la plenitud del presente que es por si misma y que se manifiesta desapegada, libre, mágica y genuina.  

Sigo con mis queridas hadas y les pido en mi posición de meditación, sentada cómodamente, que me ayuden a comprender sin juzgar y a mantener mi mente estable ante cualquier perturbación, poderosamente anclada en el planeta Tierra y en mi centro de paz.


Las hadas bailan entorno a mí y toman nota de mi petición y ya están preparando el envío...

Una melodía silente en la que tan sólo se oye un aleteo rápido y perfectamente perceptible, llega hasta mi alma y lo agradezco como una muestra de complicidad del reino del mundo hadado y angelical.


Ahora envío mi amor desde mi fuente interior a ese planeta en el que mi alma eligió encarnar, sin duda, porque se trata de una gran escuela y porque su belleza y peculiaridades son únicas en su género. Se trata del planeta Tierra, ese planeta azul que enamoró a mi alma y donde ostento el privilegio de ser Hija de la Tierra. Envío mi amor y mi sincera intención de que todos los Hijos de la Tierra se libren del sufrimiento y sean felices por el simple hecho de ser y sentir en sus corazones ese amor e ilusión que los niños sienten de forma natural, conscientes de la vida los cuida y los mima y de que hay que sonreír a cada instante, agradeciéndole que esté allí con nosotros. Los niños dan por el placer de dar, sin esperar nada a cambio y esta es una de las lecciones que nos brindan estos pequeños maestros destinados a cambiar el mundo, por eso merecen ser escuchados y protegidos a fin de que puedan cumplir su misión. Les pido a las hadas y a los ángeles que tutelen a los niños del planeta y que cese cualquier muestra de hostilidad o deshumanización hacia ellos. Muchos de ellos son hermosos mensajeros, cuya luz estelar brilla en sus corazones y en sus palabras.Muchos niños muestran sensiblidad hacia las especies animales y mantienen una conexión especial con la naturaleza. Permitamos y aprendamos de estos pequeños ángeles encarnados en La Tierra, que nos van a enseñar a descubrir nuestras alas.

Respiro profundo visualizando una humanidad despierta pero respetando a quien no elija esta opción, libre de seguir su propio camino. Envío fuerza al despertar espiritual para que siga enclavándose y expandiéndose, abriendose con alas poderosas en los corazones que respondan a su llamado. La humanidad puede conseguir cosas increíbles, muestra de la perfección del ser que late y al que podemos dirigir nuestra mirada, esa mirada que irradian los niños y cuyo cariño podemos sentir en contacto con animales que se han ganado nuestro corazón, recordándonos que a pesar del dolor sufrido todos somos capaces de experimentar la ternura y la emoción de algo verdadero y noble.      

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