viernes, 20 de abril de 2012

Vivenciando mis recuerdos...


El sonido de las aguas del río que fluyen por instinto serenas de la mano de la sabiduría ancestral que las guía eternamente, me adentra en el alma y me ayuda a desechar pensamientos ajenos a la perfección del ser que anida en todos. 

La aceptación de lo que etiqueté como como malo, le resta poder a lo que presté tanta atención como para permitir que mermara mis aptitudes emocionales. Sin embargo, ya no me resigno a este proceso sino que simplemente lo suelto, lo libero y me despido de él sin rencores. Lo abrazo para integrar las lecciones que me dejó y le digo adiós para siempre. Ahora me siento yo misma: ligera y en armonía. Soltar es terriblemente liberador.

Visitar en mi tiempo libre este lugar silencioso quebrado ahora por el tañido de las campanas del pueblo, se ha convertido en un ritual en mi vida que me aporta paz de espíritu . Mi pareja, un ángel que bajó a la Tierra para enseñarme a amar la vida, me mostró hace tiempo este paraíso natural que desde hace unos meses se ha convertido en mi vía de escape hacia dentro

Las casas de piedra tienen una belleza particular que armoniza con la orilla del río y con la de este paraje pétreo donde mis guías se han convertido en el testimonio de excepción lo cual lo transforma en un lugar sagrado. Desde aquí agradezco y venero el instante que tengo la dicha de presenciar desde mi alegría interior: esa alegría inocente e innata que sentía cuando era chiquilla y que ahora ha regresado.


No me movería nunca de aquí, seducida y cautivada por la corriente del río, el canto de los pájaros, la profundidad de los valles y la fuerza del momento que me enraiza en estas tierras que testimoniaron mis días de infancia.

Doy gracias por todo lo que ha contribuido al ahora y por este calor matinal que se funde con la luz de mi alma. También doy infinitamente las gracias a las aguas por nutrir el suelo y provocar que mi corazón estalle de dicha y de serenidad. 

Siento a mi corazón tan cerca, que es como si lo tuviera sobre mi piel y su latido besara mi boca.

Veo en cada brizna de hierba, en cada árbol, en cada nube a un pequeño Dios que brinda su luz al mundo y que se expresa desde el sosiego y la integridad con que fue creado.

En este rincón me siento segura y percibo una conexión espiritual con lo divino y lo sublime que todo lo impregna y que sólo puede reconocerse desde la intuición y la capacidad creadora del alma y de la mente a su servicio. 

Aquí vengo a recuperar y a vivenciar mi infancia, ahondando en la libertad de esos días y que ahora se ha traslado al momento en el que vivo. Además, esa sensación de ligereza y de margen de acción se ha apoderado del instante y es mi timón. Pero permito que sea él quien me guíe y en vez de inquietarme, me ha ayudado a conciliarme con la incertidumbre de la vida, la cual encierra cierta dosis de emoción que alimenta mi corazón de niña y me envuelve en un halo angélico y luminoso que me susurra que soy la niña amada del Universo.

A veces siento que durante mucho tiempo atrás estuve aquí y que ahora vengo a recoger las semillas de calma que sembré entonces. Desde este lugar especial honro a mis antepasados, recojo su amor y me libero del karma que sus expectativas pudieran haberme causado. De esta manera, suelto cadenas y dejo que mi alma camine libre, destinada a irradiar la luz que la creó.

 Estoy experimentando 2012 como ese año de bendición donde mis pensamientos se vuelven tan pacíficos como los remansos del agua del río.

El silencio me abraza y me siento arropada por la energía hadada y élfica que se respira aquí. Intuyo que amé durante mucho tiempo este paisaje encantador y encantado, el cual una y otra vez me arrastra hacia él...     

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