viernes, 9 de marzo de 2012

Cuento de la niña interior

Érase una vez una niña interior que se encontraba atrapada en la eternidad de una pradera abrazada por las montañas y cruzada por un río. La niña interior se resistía a trasladarse a la edad adulta pues huía del sufrimiento que en su más tierna infancia había vivido.

Un día su adulta interior fue a buscarla y le pidió que ambas partieran de aquel refugio de la niña para convertirse en una. La niña tenía miedo y se negó. La adulta se puso a llorar y le confesó que sentía que ellas eran la misma persona y que la adulta ya no podía seguir viviendo separada de su niña interior.


-Reconócelo -le dijo la adulta a la niña- : estás atrapada entre dos mundos emocionales. Sal y reúnete conmigo-.

La niña desapareció pero la adulta le advirtió que no cejaría en su empeño de ir a buscarla, cuantas veces la vida se lo permitiera. Y la adulta con lágrimas en los ojos y con toda la fuerza de su alma y de su corazón le pidió a sus ángeles guardianes:

-Por favor, dejadme que me funda con mi niña interior. Esa niña con quien deseo reencontrarme. Esa niña que casi había olvidado y que no me conoce pero que ahora se ha convertido en el centro de mi mundo. Quiero amarla, cuidarla y protegerla como se merece. La miro y veo una hada, incluso más que a una hada pero siempre se marcha volando con sus alas...


Los ángeles le prometieron que la ayudarían.

Un día la adulta soñó con un nuevo horizonte y una voz de niña la despertó y le sonrió con dulzura.

Una nueva vida había empezado para ellas.

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