sábado, 29 de agosto de 2009

Uriel, gracias




Uriel, gracias por adentrarte en mis sueños
y por aliviar con tu luz sanadora mis noches,
llenas de estrellas palpitantes,
que impulsan con su latido silente y rítmico
la dirección de mis deseos.




Me siento recostada en tu regazo de paz divina,
alumbrada por los rayos de tu corazón,
bendecida por cada momento
en que te percibo aquí.

Me emocionas con bellos mensajes,
teñidos de sensibilidad infinita,
bañados de ternura,
cuando despliegas tus alas
y me rodeas con ellas,
como un manto de protección
que envuelve cada instante
con tu mágica presencia.

Texto inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual